EFESIOS 1:3-14
EFESIOS 1:3-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por medio de Cristo nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales. Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. Por su amor nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, porque así lo quiso, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. En él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Y esto es posible por las riquezas de su gracia, que derramó abundantemente sobre nosotros llenándonos de toda sabiduría y entendimiento. Él, porque así lo quiso, nos dio a conocer el misterio de su voluntad, que de antemano tenía establecido para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo señalado: reunir en Cristo todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra. En él asimismo participamos de la herencia, pues fuimos predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Así, nosotros, los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, nos convertimos en alabanza de su gloria. En él también vosotros, que habíais oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habíais creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
EFESIOS 1:3-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por medio de Cristo nos ha bendecido con toda suerte de bienes espirituales y celestiales. Él nos ha elegido en la persona de Cristo antes de crear el mundo, para que nos mantengamos sin mancha ante sus ojos, como corresponde a consagrados a él. Amorosamente nos ha destinado de antemano, y por pura iniciativa de su benevolencia, a ser adoptados como hijos suyos mediante Jesucristo. De este modo, la bondad tan generosamente derramada sobre nosotros por medio de su Hijo querido, se convierte en himno de alabanza a su gloria. Con la muerte de su Hijo, y en virtud de la riqueza de su bondad, Dios nos libera y nos perdona los pecados. ¡Qué derroche de gracia sobre nosotros, al llenarnos de sabiduría e inteligencia y darnos a conocer sus designios más secretos! Los designios que benévolamente había decidido realizar por medio de Cristo, llevando la historia a su punto culminante y haciendo que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, recuperen en Cristo su unidad. El mismo Cristo en quien también nosotros participamos de la herencia a la que hemos sido destinados de antemano según el designio del Dios que todo lo hace de acuerdo con los planes de su libre decisión. Así, nosotros, los que habíamos puesto nuestra esperanza en el Mesías, nos convertiremos en himno de alabanza a su gloria. Y también vosotros, los que habéis escuchado el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, al creer en Cristo habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, que es garantía de nuestra herencia, en orden a la liberación del pueblo adquirido por Dios, para convertirse en himno de alabanza a su gloria.
EFESIOS 1:3-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en nuestra unión con Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales. Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para estar en su presencia santos y sin falta. Por su amor nos destinó a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a lo que se había propuesto en su voluntad. Por esta causa alabamos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo mediante su amado Hijo. En su gran amor, Dios nos ha liberado por la sangre que su Hijo derramó, y ha perdonado nuestros pecados. Dios nos ha mostrado su amor dándonos toda sabiduría y entendimiento, y nos ha hecho conocer su designio secreto, o sea el plan que él mismo se había propuesto llevar a cabo. Según este plan, que se cumplirá fielmente a su debido tiempo, Dios va a unir bajo el gobierno de Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra. Dios nos había escogido de antemano para que por nuestra unión con Cristo recibiéramos nuestra parte en la herencia, de acuerdo con el propósito de Dios, que todo lo hace según su buen parecer. Y lo ha hecho así a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, vivamos para que Dios sea alabado por su grandeza. Y también vosotros, cuando oísteis el mensaje de la verdad, la buena noticia de vuestra salvación, y creísteis en Cristo, fuisteis unidos a él y sellados como propiedad de Dios por medio del Espíritu Santo que él había prometido. El Espíritu Santo es la garantía de que recibiremos la herencia que Dios nos ha de dar cuando haya completado nuestra redención, para que él sea alabado por su grandeza.
EFESIOS 1:3-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo, esto es, reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra. En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, a fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria. En él también vosotros, cuando oísteis el mensaje de la verdad, el evangelio que os trajo la salvación, y lo creísteis, fuisteis marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.