DEUTERONOMIO 9:9-21
DEUTERONOMIO 9:9-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el Señor hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. El Señor me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios, y en ellas estaban consignadas todas las palabras que os habló el Señor en el monte, en medio del fuego, el día de la asamblea. Al cabo de los cuarenta días y cuarenta noches, el Señor me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto, y me dijo: «Levántate, desciende pronto de aquí, porque el pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. Bien pronto se han apartado del camino que yo les mandé y se han hecho un ídolo de metal fundido». También me dijo el Señor: «He observado a este pueblo y he visto que es un pueblo terco. Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y de ti haré una nación más fuerte y mucho más numerosa que ellos». Yo me volví y descendí del monte, el cual ardía en llamas, con las tablas del pacto en mis dos manos. Miré y vi que habíais pecado contra el Señor, vuestro Dios: os habíais hecho un becerro de fundición, y os habíais apartado bien pronto del camino que el Señor os había señalado. Entonces tomé las dos tablas, las arrojé de mis manos y las quebré delante de vuestros ojos. Luego me postré delante del Señor, y como antes había hecho, durante cuarenta días y cuarenta noches no comí pan ni bebí agua, a causa de todo el pecado que habíais cometido al hacer el mal ante los ojos del Señor para enojarlo. Porque temí a causa del furor y de la ira con que el Señor estaba enojado contra vosotros hasta querer destruiros. Pero el Señor me escuchó una vez más. Contra Aarón también se enojó mucho el Señor hasta querer destruirlo. Yo también oré por Aarón en aquel entonces. Luego tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, lo quemé en el fuego y lo desmenucé, lo molí muy bien, hasta que quedó reducido a polvo, y eché aquel polvo en el arroyo que descendía del monte.
DEUTERONOMIO 9:9-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando subí al monte Horeb para recibir las tablas de piedra, las tablas de la alianza que el Señor sellaba con vosotros, yo permanecí arriba, en el monte, cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber. Allí el Señor me dio dos tablas de piedra en las que él mismo había escrito con su dedo todas las palabras que os dijo en el monte, en medio del fuego, el día de la asamblea. Pasados aquellos cuarenta días y cuarenta noches, el Señor me dio las dos tablas de piedra, las tablas de la alianza, y me dijo: Desciende enseguida del monte, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido; muy pronto se ha apartado del camino que yo les había indicado, y se ha fabricado un ídolo de metal fundido. Y añadió el Señor: Me estoy dando cuenta de que este pueblo es muy terco; déjame que los aniquile hasta que nadie los recuerde nunca más. Después haré que tú des origen a una nación más numerosa y fuerte que la de ellos. Yo me volví y descendí de la montaña, que ardía envuelta en llamas, llevando en mis manos las dos tablas de la alianza. Y cuando vi que, efectivamente, vosotros habíais pecado contra el Señor vuestro Dios al fabricaros un becerro de metal, y os habíais apartado muy pronto del camino que el Señor os había indicado, tomé las dos tablas que traía en mis manos y las arrojé delante de vosotros haciéndolas añicos. Luego me postré ante el Señor, como ya hiciera antes, y durante cuarenta días y cuarenta noches estuve sin comer ni beber, por causa del gran pecado que habíais cometido haciendo lo que el Señor reprueba y provocando así su ira. Tenía miedo del enojo y de la ira con que el Señor se enfureció contra vosotros hasta el punto de querer aniquilaros. Pero el Señor me escuchó una vez más. Tan airado estaba el Señor con Aarón que incluso a él quiso aniquilarlo, pero también en esa ocasión intervine en su favor. Después, agarré el objeto de vuestro pecado, el becerro que os habíais fabricado, y lo eché al fuego y, una vez desmenuzado y convertido en ceniza, lo tiré al torrente que baja de la montaña.
DEUTERONOMIO 9:9-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo subí al monte para recoger las tablas de piedra, las tablas del pacto que el Señor había hecho con vosotros, y me quedé allí cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. El Señor me dio entonces las dos tablas de piedra, escritas por él mismo, que contenían todas las palabras que él os había dicho en el monte, de en medio del fuego, el día en que todos nos reunimos. Pasados aquellos cuarenta días y cuarenta noches, el Señor me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto, y me dijo: ‘Anda, baja pronto de ahí, porque el pueblo que sacaste de Egipto se ha descarriado. Muy pronto han dejado de cumplir lo que yo les ordené, y se han hecho un ídolo de metal fundido.’ “El Señor también me dijo: ‘Ya he visto que este pueblo es muy terco. Quítate de mi camino, que voy a destruirlos y a borrar de la tierra su memoria; pero de ti haré una nación más fuerte y numerosa que ellos.’ “Cuando bajé del monte, que estaba ardiendo, traía en mis manos las dos tablas del pacto. Pero al ver que habíais pecado contra el Señor, y que os habíais hecho un becerro de metal fundido, abandonando así el camino que el Señor os había ordenado seguir, arrojé de mis manos las dos tablas que traía y las hice pedazos delante de vosotros. Después me arrodillé delante del Señor y, tal como ya lo había hecho antes, estuve cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber nada, por causa del pecado que habíais cometido, con el que ofendisteis al Señor y provocasteis su ira. Yo estaba asustado del enojo y furor que el Señor manifestó contra vosotros, que llegaba al punto de querer destruiros; pero, una vez más, el Señor me escuchó. También estaba el Señor muy enojado con Aarón y quería destruirlo, pero yo intervine en su favor; luego cogí el becerro que habíais hecho y con el cual pecasteis, y lo eché al fuego, y después de molerlo hasta convertirlo en polvo, lo arrojé al arroyo que baja del monte.
DEUTERONOMIO 9:9-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cuando subí a la montaña para recibir las tablas de piedra, es decir, las tablas del pacto que el SEÑOR había hecho contigo, me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, y no comí pan ni bebí agua. Allí el SEÑOR me dio dos tablas de piedra, en las que él mismo escribió todas las palabras que proclamó desde la montaña, de en medio del fuego, el día de la asamblea. »Pasados los cuarenta días y las cuarenta noches, el SEÑOR me dio las dos tablas de piedra, es decir, las tablas del pacto, y me dijo: “Levántate y baja de aquí en seguida, porque ese pueblo tuyo, que sacaste de Egipto, se ha descarriado. Bien pronto se han apartado del camino que les mandé seguir, y se han fabricado un ídolo de metal fundido”. »También me dijo: “He visto a este pueblo, y ¡realmente es un pueblo terco! Déjame que lo destruya y borre hasta el recuerdo de su nombre. De ti, en cambio, haré una nación más fuerte y numerosa que la de ellos”. »Luego me volví y bajé de la montaña que ardía en llamas. En las manos traía yo las dos tablas del pacto. Entonces vi que habíais pecado contra el SEÑOR vuestro Dios, pues os habíais fabricado un ídolo fundido con forma de becerro. ¡Bien pronto os habíais apartado del camino que el SEÑOR os había trazado! Así que tomé las dos tablas que traía en las manos y las arrojé al suelo, haciéndolas pedazos delante de vosotros. »Nuevamente me postré delante del SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches, y no comí pan ni bebí agua. Lo hice por el gran pecado que habíais cometido al hacer lo malo a los ojos del SEÑOR, provocando así su ira. Tuve verdadero miedo del enojo y de la ira del SEÑOR, pues hasta tal punto se indignó contra vosotros que quiso destruiros. Sin embargo, el SEÑOR me escuchó una vez más. Así mismo, tan enojado estaba el SEÑOR contra Aarón que quería destruirlo, y también en esa ocasión intercedí por él. Luego agarré el becerro que os fabricasteis, ese ídolo que os hizo pecar, y lo quemé en el fuego; lo desmenucé y lo reduje a polvo fino, y arrojé el polvo al arroyo que baja de la montaña.