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DEUTERONOMIO 18:1-14

DEUTERONOMIO 18:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)

Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas al Señor y de la porción de él comerán. No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos; el Señor es su heredad, como él les ha dicho. Este será el derecho de los sacerdotes sobre aquellos del pueblo que ofrezcan en sacrificio un buey o un cordero: darán al sacerdote la pierna, las quijadas y el cuajar. Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás, porque a él ha escogido el Señor, tu Dios, de entre todas tus tribus, para que él y sus hijos ministren en el nombre del Señor para siempre. Cuando salga un levita de cualquiera de las ciudades de Israel donde haya vivido, y vaya con todo el deseo de su alma al lugar que el Señor haya escogido, ministrará en el nombre del Señor, su Dios, como todos sus hermanos, los levitas que estén allí delante del Señor. Igual ración a la de los otros comerá, además de sus patrimonios. Cuando entres a la tierra que el Señor, tu Dios, te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominable para el Señor cualquiera que hace estas cosas, y por estas cosas abominables el Señor, tu Dios, expulsa a estas naciones de tu presencia. Serás perfecto delante del Señor, tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, escuchan a agoreros y a adivinos, pero a ti no te ha permitido esto el Señor, tu Dios.

DEUTERONOMIO 18:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)

Los sacerdotes levitas (es decir, la tribu completa de Leví) no tendrán parte ni heredad como los demás israelitas. Vivirán de los sacrificios ofrecidos al Señor y de la parte que les pertenece. No recibirán parte de la heredad de sus hermanos; el Señor será su heredad, tal como les prometió. Cuando alguien del pueblo sacrifique como ofrenda un toro o un cordero, el sacerdote tiene derecho a recibir la espaldilla, la quijada y el cuajar. También le darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, y la primera lana que esquiles de tus ovejas; porque el Señor tu Dios lo ha escogido a él y a sus hijos, de entre todas tus tribus, para que estén siempre en su presencia, dando culto a su nombre. Si un levita se traslada voluntariamente de la ciudad de Israel donde residía, sea la que sea, al lugar escogido por el Señor, podrá oficiar allí y dar culto al Señor su Dios, igual que todos sus hermanos levitas que ya sirven en aquel lugar, ante el Señor; y comerá una ración igual a la de los demás, sin tener en cuenta cuál sea su patrimonio familiar. Cuando hayas entrado en el país que el Señor tu Dios te va a dar, no imites las prácticas abominables de aquellas naciones. Que no haya entre vosotros quien inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni quien practique la adivinación, el sortilegio, la brujería o la hechicería; que nadie haga conjuros, consulte a espíritus y espectros, o evoque a los muertos. El Señor detesta a quienes practican estas artes. Precisamente por estas costumbres abominables, el Señor tu Dios expulsa de tu presencia a esas naciones. Sé completamente fiel al Señor tu Dios; es cierto que esas naciones, cuyo territorio vas a poseer, escuchan a hechiceros y adivinos, pero a ti te ha prohibido todo eso el Señor tu Dios.

DEUTERONOMIO 18:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

“Los sacerdotes levitas, es decir, todos los de la tribu de Leví, no tendrán parte ni herencia como los demás israelitas. Tendrán que mantenerse de los sacrificios que se ofrecen al Señor, y de lo que a él le corresponde. No recibirán herencia como sus compatriotas, ya que su herencia es el Señor, como él lo ha dicho. “Los derechos que los sacerdotes tienen sobre los sacrificios de toros o corderos ofrecidos por la gente, son los siguientes: les tocará la espaldilla, la quijada y el cuajar, y también los primeros frutos de trigo, vino y aceite, y la primera lana que se esquile a las ovejas; pues el Señor vuestro Dios los ha elegido a ellos, de entre todas las tribus, para que de padres a hijos tengan siempre a su cargo el culto al Señor. “Cuando un levita de alguna de vuestras poblaciones, de cualquier lugar de Israel, se sienta movido a venir al lugar escogido por el Señor, podrá oficiar allí como sacerdote en el nombre del Señor, lo mismo que todos sus compañeros levitas que están allí sirviendo al Señor, y recibirá la misma porción de alimentos que ellos reciben, además de lo que obtenga de la herencia de su padre. “Cuando hayáis entrado en el país que el Señor vuestro Dios os va a dar, no imitéis las horribles costumbres de esas naciones. Que nadie de entre vosotros ofrezca en sacrificio a su hijo haciéndole pasar por el fuego, ni practique la adivinación, ni pretenda predecir el futuro, ni se dedique a la hechicería ni a los encantamientos, ni consulte a los adivinos y a los que invocan a los espíritus, ni consulte a los muertos. Porque al Señor le repugnan quienes hacen estas cosas. Y si el Señor vuestro Dios arroja de vuestra presencia a esas naciones, es precisamente porque tienen esas horribles costumbres. Vosotros debéis ser perfectos en vuestra relación con Dios. Esas naciones, cuyo territorio vais a poseer, hacen caso a quienes pretenden predecir el futuro, y a los adivinos, pero a vosotros el Señor vuestro Dios no os permite semejantes cosas.

DEUTERONOMIO 18:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»La tribu de Leví, a la que pertenecen los sacerdotes levitas, no tendrá patrimonio alguno en Israel. Vivirán de las ofrendas presentadas por fuego y de la herencia que corresponde al SEÑOR. Los levitas no tendrán herencia entre sus hermanos; el SEÑOR mismo es su herencia, según les prometió. »Cuando alguien del pueblo sacrifique un buey o un cordero, los sacerdotes tendrán derecho a la espaldilla, las quijadas y los intestinos. También les darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, así como la primera lana que esquiles de tus ovejas. Porque el SEÑOR tu Dios los eligió a ellos y a su descendencia, de entre todas tus tribus, para que estuvieran siempre en su presencia, ministrando en su nombre. »Si un levita que viva en alguna de las ciudades de Israel, respondiendo al impulso de su corazón, se traslada al lugar que el SEÑOR haya elegido, podrá ministrar en el nombre del SEÑOR su Dios como todos los otros levitas que sirvan allí, en la presencia del SEÑOR. Recibirá los mismos beneficios que ellos, además de su patrimonio familiar. »Cuando entres en la tierra que te da el SEÑOR tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones. Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al SEÑOR, y por causa de ellas el SEÑOR tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones. A los ojos del SEÑOR tu Dios serás irreprensible. »Las naciones cuyo territorio vas a poseer consultan a hechiceros y adivinos, pero a ti el SEÑOR tu Dios no te ha permitido hacer nada de eso.