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DANIEL 5:17-23

DANIEL 5:17-23 Reina Valera 2020 (RV2020)

Entonces Daniel respondió al rey: —Quédate con tus dones y da a otros tus regalos. Leeré la escritura al rey y le daré la interpretación. Mi rey, el Altísimo Dios dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien le placía, mataba, y a quien le placía, daba vida; engrandecía a quien le placía, y a quien le placía, humillaba. Pero cuando su corazón se ensoberbeció y se endureció su espíritu orgulloso, fue depuesto del trono de su reino y despojado de su gloria. Fue echado de entre los seres humanos, su mente se hizo semejante a la de las bestias, y convivió con los asnos monteses. Le hicieron comer hierba, como a un buey, y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. Pero tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón al saber todo esto, sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido; has hecho traer ante ti los vasos del templo de Dios, y tú y tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas habéis bebido vino en ellos; además, has dado alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven ni oyen ni saben nada; pero nunca has honrado al Dios en cuya mano está tu vida y de quien son todos tus caminos.

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DANIEL 5:17-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Entonces Daniel le contestó: –Quédese Su Majestad con sus regalos y ofrézcale a otro el honor de estar en su palacio. Yo explicaré de todos modos a Su Majestad lo que quieren decir las palabras escritas en la pared. “El Dios altísimo dio el reino, y también grandeza, gloria y honor, a Nabucodonosor, padre de Su Majestad. Por el poder que le dio, gentes de todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetaban y temblaban ante él. Y él mataba o dejaba vivir a quien él quería; a unos los ponía en alto y a otros los humillaba. Pero cuando se llenó de soberbia y actuó terca y orgullosamente, se le quitó el poder y la gloria que tenía como rey. Fue apartado de la gente y se convirtió en una especie de animal; vivió con los asnos salvajes, comió hierba, como los bueyes, y el rocío empapó su cuerpo, hasta que reconoció que el Dios altísimo tiene poder sobre todos los reinos humanos, y que él da la dirección del gobierno a quien él quiere. Y ahora Su Majestad, Belsasar, que es hijo de aquél y que sabe lo que le pasó, tampoco ha vivido con humildad. Al contrario, Su Majestad se ha burlado del Señor del cielo mandando traer a la mesa las copas y tazones del templo, y junto con sus invitados ha bebido vino en ellos y ha dado alabanza a dioses hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra; dioses que no ven ni oyen ni saben nada. En cambio, no ha alabado al Dios en cuyas manos está la vida de Su Majestad y de quien depende todo lo que haga.

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DANIEL 5:17-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

―Puedes quedarte con tus regalos, rey, o dárselos a otro —le respondió Daniel—. Yo voy a leerte lo que está escrito en la pared, y te explicaré lo que significa. »El Dios Altísimo dio al rey Nabucodonosor, tu padre, grandeza, gloria, majestad y esplendor. Gracias a la autoridad que Dios le dio, ante él temblaban de miedo todos los pueblos, naciones y gente de toda lengua. A quien él quería matar, lo mandaba matar; a quien quería perdonar, lo perdonaba; si quería ascender a alguien, lo ascendía; y, si quería humillarlo, lo humillaba. Pero, cuando su corazón se volvió arrogante y orgulloso, se le arrebató el trono real y se le despojó de su gloria; fue apartado de la gente y recibió la mente de un animal; vivió entre los asnos salvajes y se alimentó con pasto como el ganado; ¡el rocío de la noche empapaba su cuerpo! Todo esto le sucedió hasta que reconoció que el Dios Altísimo es el Soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere. »Sin embargo, y a pesar de saber todo esto, tú, hijo de Nabucodonosor, no te has humillado. Por el contrario, te has opuesto al Dios del cielo mandando traer de su templo las copas para que bebáis en ellas tú y tus nobles, vuestras esposas y concubinas. Te has deshecho en alabanzas a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender; en cambio, no has honrado al Dios en cuyas manos se hallan tu vida y tus acciones.

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