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HECHOS 9:20-31

HECHOS 9:20-31 La Palabra (versión española) (BLP)

y bien pronto empezó a proclamar en las sinagogas que Jesús era el Hijo de Dios. Todos los que lo oían comentaban llenos de asombro: —¿No es este el que en Jerusalén perseguía con saña a los creyentes? ¿Y no ha venido aquí expresamente para llevarlos presos ante los jefes de los sacerdotes? Pero Saulo se crecía más y más y, con argumentos irrefutables, demostraba a los judíos de Damasco que Jesús era el Mesías. Algún tiempo después, los judíos se propusieron matar a Saulo. Pero alguien lo puso al corriente de tales propósitos y, aunque los judíos vigilaban día y noche las puertas de la ciudad con intención de asesinarlo, los discípulos de Saulo lo descolgaron una noche por la muralla, metido dentro de un cesto. Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de unirse al grupo de los discípulos; pero todos lo miraban con recelo, pues no acababan de creer que fuera uno de ellos. Entonces, Bernabé lo tomó consigo y lo presentó a los apóstoles. Les contó cómo Saulo había visto al Señor en su viaje hacia Damasco, de qué manera le había hablado el Señor y con qué valentía había hablado en Damasco acerca de Jesús. A partir de entonces, Saulo se movía libremente por Jerusalén en compañía de los apóstoles, y hablaba sin miedo acerca del Señor. Pero pronto entró en polémica con los judíos de lengua griega, que comenzaron a tramar planes para matarlo. Al enterarse, los hermanos lo escoltaron hasta Cesarea y después lo encaminaron a Tarso. La Iglesia gozó de un período de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Fueron días en que, impulsada por el Espíritu Santo y plenamente fiel al Señor, iba consolidándose y extendiéndose cada vez más.

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HECHOS 9:20-31 Reina Valera 2020 (RV2020)

En seguida empezó a predicar a Cristo en las sinagogas diciendo que era el Hijo de Dios. Todos los que le oían estaban atónitos y se preguntaban: —¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre? ¿Y no vino acá para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? Pero Saulo iba cobrando más fuerza, y confundía a los judíos que vivían en Damasco al demostrarles que Jesús era el Cristo. Muchos días después, los judíos resolvieron en consejo matar a Saulo, así que día y noche hacían guardia a la entrada de la ciudad para matarlo. Pero Pablo se enteró de sus planes, y una noche los discípulos lo descolgaron por la muralla, metido dentro de un cesto. Cuando llegó a Jerusalén, Saulo trató de unirse al grupo de los discípulos, pero todos le tenían miedo, pues no creían que fuera uno de ellos. Entonces Bernabé, le tomó consigo y lo presentó a los apóstoles: Les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor y que el Señor le había hablado, y cómo en Damasco había hablado con valentía en el nombre de Jesús. Y estaba con ellos en Jerusalén, entrando y saliendo, y hablaba con determinación en el nombre del Señor. También discutía con los griegos, pero estos querían matarle. Al enterarse de esto los hermanos, le acompañaron hasta Cesarea y le enviaron a Tarso. Entonces las iglesias gozaban de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, e impulsadas por el Espíritu Santo y plenamente fieles al Señor, iban consolidándose y extendiéndose cada vez más.

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HECHOS 9:20-31 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Saulo comenzó en seguida a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que le oían se quedaban asombrados y decían: –¿No es este el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús? ¿No es el mismo que ha venido aquí para prenderlos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes? Pero Saulo hablaba cada vez con más valor, y dejaba confundidos a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Mesías. Al cabo de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para matar a Saulo, pero él se enteró de su propósito. Día y noche le esperaban en las puertas de salida de la ciudad, para matarlo, pero los creyentes lo metieron en un gran canasto y lo bajaron de noche por la muralla que rodeaba la ciudad. Así se escapó. Saulo, al llegar a Jerusalén, quiso reunirse con los creyentes; pero todos le tenían miedo porque no creían que también él fuera creyente. Sin embargo, Bernabé le llevó y le presentó a los apóstoles. Les contó que Saulo había visto al Señor en el camino, que el Señor le había hablado y que, en Damasco, Saulo había anunciado a Jesús con toda valentía. Así Saulo se quedó en Jerusalén y andaba con ellos hablando del Señor sin miedo alguno. Conversaba y discutía con los judíos que hablaban griego, pero estos trataban de matarlo. Cuando los hermanos se dieron cuenta de ello, llevaron a Saulo a Cesarea, y de allí le enviaron a Tarso. Entonces la iglesia, en todas las regiones de Judea, Galilea y Samaria, tenía paz y crecía espiritualmente. Vivía en el temor del Señor, y con la ayuda del Espíritu Santo iba aumentando en número.

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HECHOS 9:20-31 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

y en seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que le oían quedaban asombrados, y preguntaban: «¿No es este el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?» Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Mesías. Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para hacerlo desaparecer, pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo. Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla. Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que de veras fuera discípulo. Entonces Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús. Así que se quedó con ellos, y andaba por todas partes en Jerusalén, hablando abiertamente en el nombre del Señor. Conversaba y discutía con los judíos de habla griega, pero ellos se proponían eliminarlo. Cuando se enteraron de ello los hermanos, se lo llevaron a Cesarea y de allí lo mandaron a Tarso. Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor. E iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo.

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