HECHOS 8:26-29
HECHOS 8:26-29 Reina Valera 2020 (RV2020)
Un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: —Ponte en camino y ve hacia el sur por la ruta del desierto que desciende de Jerusalén a Gaza. Felipe así lo hizo. Y sucedió que en el camino se encontró con un etíope eunuco. Era funcionario de Candace, reina de los etíopes, y estaba encargado de todos sus tesoros. Había venido a Jerusalén para adorar y volvía sentado en su carro leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: —Acércate y júntate a ese carro.
HECHOS 8:26-29 La Palabra (versión española) (BLP)
Un ángel del Señor dio a Felipe estas instrucciones: —Ponte en camino y dirígete hacia el sur por la ruta que va desde Jerusalén hasta Gaza, la ruta del desierto. Felipe partió sin pérdida de tiempo. A poco divisó a un hombre, que resultó ser un eunuco etíope, alto funcionario de Candace, reina de Etiopía, de cuyo tesoro era administrador general. Había venido en peregrinación a Jerusalén y ahora, ya de regreso, iba sentado en su carro leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: —Adelántate y acércate a ese carro.
HECHOS 8:26-29 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pasadas estas cosas, un ángel del Señor dijo a Felipe: “Levántate y dirígete al sur por el camino de Jerusalén a Gaza.” Este camino pasa por el desierto. Felipe se levantó y se puso en marcha. En el camino se encontró con un hombre de Etiopía. Era un alto funcionario, tesorero de la reina de Etiopía, el cual había ido a Jerusalén a adorar a Dios. Iba de regreso a su país, sentado en su carro y leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: “Ve y acércate a ese carro.”
HECHOS 8:26-29 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza». Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de Candace, reina de los etíopes. Este había ido a Jerusalén para adorar y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carroza, leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu le dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro».