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HECHOS 5:12-23

HECHOS 5:12-23 Reina Valera 2020 (RV2020)

Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo. Todos se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón. Pero nadie más se atrevía a juntarse con ellos, aunque el pueblo los tenía en gran estima. El número de los que creían en el Señor, tanto hombres como mujeres, iba en aumento, incluso sacaban a los enfermos a las calles en sus camas y camillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. De las ciudades vecinas a Jerusalén venían también muchos trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados. Entonces el sumo sacerdote y todos los que estaban de su parte, esto es, la secta de los saduceos, movidos por los celos, apresaron a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y liberándolos les dijo: —Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las enseñanzas acerca de esta vida. Ellos, tras escuchar su mandato, se dirigieron de mañana al templo, donde se pusieron a enseñar. Entre tanto, el sumo sacerdote y quienes estaban de su parte convocaron al Sanedrín y al Concilio de los ancianos de los hijos de Israel y ordenaron traer de la cárcel a los apóstoles. Mas cuando los guardias llegaron a la cárcel, no los hallaron allí. Se volvieron e informaron del hecho diciendo: —Hemos hallado la cárcel cerrada con toda seguridad y a los vigilantes de pie ante las puertas, mas cuando las abrimos no encontramos a nadie dentro.

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HECHOS 5:12-23 La Palabra (versión española) (BLP)

Eran muchos los milagros y prodigios que se producían entre el pueblo por medio de los apóstoles. Los fieles, por su parte, se reunían todos formando una piña en el pórtico de Salomón. Pero nadie más se atrevía a juntarse con ellos, aunque el pueblo los tenía en gran estima. Sin embargo, pronto fueron multitud los hombres y mujeres que creyeron en el Señor. Incluso sacaban a los enfermos a la calle y los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra tocara a alguno de ellos. De los pueblos próximos a Jerusalén acudían también muchedumbres de gentes llevando enfermos y personas atormentadas por espíritus malignos, y todos eran curados. Entonces, el sumo sacerdote y todos los de su partido, que era el de los saduceos, ciegos de furor, apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero un ángel del Señor abrió por la noche la puerta de la prisión y los hizo salir diciéndoles: —Id y anunciad al pueblo, en medio del Templo, todo lo referente a esta forma de vida. Oído este mandato, se dirigieron de mañana al Templo, donde empezaron a enseñar. Entre tanto, llegaron el sumo sacerdote y los de su partido, convocaron al Consejo Supremo y al pleno de los dirigentes israelitas, y mandaron traer de la cárcel a los presos. Fueron los guardias, pero no encontraron a los apóstoles en la prisión; así que se volvieron e informaron del hecho con estas palabras: —Hemos hallado la cárcel cuidadosamente cerrada, y a los vigilantes en su puesto ante la puerta; pero al abrirla no hemos encontrado a nadie dentro.

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HECHOS 5:12-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y milagros entre la gente, y todos se reunían en el pórtico de Salomón. Ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, la gente los estimaba mucho. Y aumentó el número de personas, tanto hombres como mujeres, que creían en el Señor. Y sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra cayera sobre alguno. También de los pueblos vecinos acudía mucha gente a Jerusalén trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros. Y todos eran sanados. El sumo sacerdote y los del partido saduceo que estaban con él se llenaron de envidia, y apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo: “Id, y puestos de pie en el templo contad al pueblo todo lo referente a esta vida nueva.” Conforme a estas palabras, al día siguiente entraron temprano en el templo y comenzaron a enseñar. Mientras tanto, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel no los encontraron. Así que volvieron con la noticia, diciendo: –Hemos encontrado la cárcel perfectamente cerrada y a los soldados vigilando ante las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro.

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HECHOS 5:12-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo; y todos los creyentes se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Salomón. Nadie entre el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque los elogiaban. Y seguía aumentando el número de los que confiaban en el Señor. Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas. El sumo sacerdote y todos sus partidarios, que pertenecían a la secta de los saduceos, se llenaron de envidia. Entonces arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero en la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó. «Id —les dijo—, presentaos en el templo y comunicad al pueblo todo este mensaje de vida». Conforme a lo que habían oído, al amanecer entraron en el templo y se pusieron a enseñar. Cuando llegaron el sumo sacerdote y sus partidarios, convocaron al Consejo, es decir, a la asamblea general de los ancianos de Israel, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. Pero, al llegar los guardias a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con el siguiente informe: «Encontramos la cárcel cerrada, con todas las medidas de seguridad, y a los guardias firmes a las puertas; pero, cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro».

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