HECHOS 20:32-35
HECHOS 20:32-35 Reina Valera 2020 (RV2020)
Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Al contrario, vosotros sabéis que mis manos me han servido para ganar lo que nos hacía falta a mí y a los que están conmigo. Siempre os he enseñado que a los necesitados se les ayuda trabajando como he trabajado yo, y recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Hay más bendición en dar que en recibir».
HECHOS 20:32-35 La Palabra (versión española) (BLP)
Ahora os encomiendo a Dios y a su mensaje de amor; un mensaje que tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en la fe y alcancen la herencia prometida. No he apetecido ni dinero ni vestidos de nadie. Bien sabéis que, trabajando con mis propias manos, he ganado mi sustento y el de mis compañeros. Os he demostrado así en todo momento que es preciso trabajar para socorrer a los necesitados, teniendo presente aquella máxima de Jesús, el Señor: «Más dicha trae el dar que el recibir».
HECHOS 20:32-35 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y al mensaje de su amor. Él tiene poder para haceros crecer espiritualmente y para daros todo lo que ha prometido a su pueblo santo. No he deseado para mí mismo ni el dinero ni las ropas de nadie. Por el contrario, bien sabéis que he trabajado con mis propias manos para conseguir lo necesario para mí y para los que estaban conmigo. Siempre os he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que se encuentran en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir.’ ”
HECHOS 20:32-35 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»Ahora os encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificaros y daros herencia entre todos los santificados. No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Vosotros mismos sabéis bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo os he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”».