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HECHOS 19:1-12

HECHOS 19:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)

Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, donde halló a algunos discípulos y les preguntó: —¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Ellos respondieron: —Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo. Entonces dijo: —¿Qué bautismo habéis recibido? Ellos contestaron: —El bautismo de Juan. Dijo Pablo: —El bautismo de Juan era de arrepentimiento y le decía al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Después Pablo les impuso las manos y el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar. En total eran unas doce personas. Durante tres meses Pablo habló en la sinagoga con valentía, debatiendo con persuasión acerca del reino de Dios. Pero como algunos se obstinaban en no creer y, además, intentaban desprestigiar ante la gente el Camino del Señor, Pablo decidió separarse de ellos y formar un grupo aparte con los discípulos, a quienes instruía a diario en la escuela de Tirano. Esta situación se mantuvo durante dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. Y Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo hasta el punto de que el simple contacto con los paños o delantales usados por Pablo bastaba para curar a los enfermos o expulsar a los espíritus malignos.

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HECHOS 19:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)

Durante la estancia de Apolo en Corinto, Pablo estuvo recorriendo las regiones interiores de Asia Menor. Cuando finalmente llegó a Éfeso, encontró allí a un grupo de discípulos a quienes preguntó: —¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe? —Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —le respondieron. —Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido? —preguntó Pablo. —El bautismo de Juan —contestaron. Pablo les explicó: —Juan bautizaba como señal de conversión, e invitaba a la gente a creer en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús. Al oír esto, se bautizaron en el nombre de Jesús, el Señor. Acto seguido, cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo sobre ellos y comenzaron a expresarse en un lenguaje misterioso y a hablar en nombre de Dios. En total eran unas doce personas. Durante tres meses estuvo Pablo asistiendo a la sinagoga, donde hablaba sobre el reino de Dios con firme convicción y con argumentos persuasivos. Pero como algunos se obstinaban en no creer y, además, trataban de desprestigiar ante la asamblea el nuevo camino del Señor, Pablo decidió apartarse de ellos y formar un grupo aparte con los discípulos, a quienes instruía a diario en un aula de la escuela de Tirano. Esta situación se prolongó por dos años, de modo que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto judíos como no judíos, tuvieron ocasión de escuchar el mensaje del Señor. Dios realizaba extraordinarios milagros por medio de Pablo, hasta el punto de que el simple contacto con los pañuelos y otras prendas usadas por Pablo bastaba para curar a los enfermos o expulsar a los espíritus malignos.

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HECHOS 19:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Mientras Apolos se hallaba en Corinto, Pablo atravesó la región montañosa y llegó a Éfeso. Encontró allí a varios creyentes, a quienes preguntó: –¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando os hicisteis creyentes? Ellos contestaron: –Ni siquiera habíamos oído hablar del Espíritu Santo. –Pues ¿qué bautismo recibisteis? –les preguntó Pablo. Le respondieron: –El bautismo de Juan. –Sí –les dijo Pablo–, Juan bautizaba a los que se convertían a Dios, pero les decía que creyeran en el que vendría después de él, es decir, en Jesús. Habiendo oído esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús; y cuando Pablo les impuso las manos vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en otras lenguas y comunicaban mensajes proféticos. Eran en total como unos doce hombres. Durante tres meses, Pablo estuvo acudiendo a la sinagoga, donde anunciaba el mensaje sin ningún temor, y hablaba y trataba de convencer a la gente acerca del reino de Dios. Pero como algunos se negaban tercamente a creer, y ante la gente hablaban mal del nuevo camino, Pablo se apartó de ellos y llevó a los creyentes a la escuela de un tal Tirano. Allí hablaba todos los días, y así lo hizo durante dos años, de modo que cuantos vivían en la provincia de Asia, tanto judíos como no judíos, oyeron el mensaje del Señor. Y Dios hacía tan grandes milagros por medio de Pablo, que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocadas por su cuerpo eran llevadas a los enfermos, y estos se curaban de sus enfermedades y los espíritus malignos salían de ellos.

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HECHOS 19:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones del interior y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos. ―¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? —les preguntó. ―No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —respondieron. ―Entonces, ¿qué bautismo recibisteis? ―El bautismo de Juan. Pablo les explicó: ―El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús. Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo entró en la sinagoga y habló allí con toda valentía durante tres meses. Discutía acerca del reino de Dios, tratando de convencerlos, pero algunos se negaron obstinadamente a creer, y ante la congregación hablaban mal del Camino. Así que Pablo se alejó de ellos y formó un grupo aparte con los discípulos; y a diario debatía en la escuela de Tirano. Esto continuó por espacio de dos años, de modo que todos los judíos y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor. Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo, hasta tal punto que a los enfermos les llevaban pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de Pablo, y quedaban sanos de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos.

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