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HECHOS 18:15-28

HECHOS 18:15-28 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

pero como se trata de palabras, de nombres y de vuestra ley, arregladlo vosotros mismos. Yo no quiero meterme en esos asuntos. Y los echó del tribunal. Entonces agarraron todos a una a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le golpearon allí mismo, delante del tribunal. Pero Galión no hacía el menor caso. Pablo se quedó aún bastantes días en Corinto. Después se despidió de los hermanos y se embarcó con Priscila y Áquila para ir a la región de Siria. En Cencreas, antes de embarcar, se rapó la cabeza para cumplir una promesa que había hecho. Cuando llegaron a Éfeso, Pablo, dejando a Priscila y Áquila, entró en la sinagoga para hablar con los judíos que se reunían allí. Estos le rogaron que se quedara más tiempo, pero no quiso, sino que se despidió diciendo: –Si Dios quiere, volveré otra vez a visitaros. Después se embarcó y partió de Éfeso. Pasando por Cesarea, llegó a Jerusalén para saludar a los de la iglesia, y de allí se dirigió a Antioquía. Al cabo de cierto tiempo salió de nuevo a recorrer uno por uno los lugares de Galacia y Frigia, animando a todos los creyentes. Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de la ciudad de Alejandría. Era muy elocuente y conocía muy bien las Escrituras. Estaba instruido en el camino del Señor, y hablaba con gran entusiasmo enseñando con claridad acerca de Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan. Apolos se puso a hablar abiertamente en la sinagoga, y Priscila y Áquila, que le oyeron, le llevaron aparte y le explicaron con más exactitud el camino de Dios. Cuando Apolos quiso pasar a la región de Acaya, los hermanos le dieron su apoyo, y escribieron una carta a los creyentes de aquella región para que le recibieran bien. Al llegar a Acaya ayudó mucho a los que, por la bondad de Dios, habían creído; contradecía en público a los judíos con razones que ellos no podían rebatir, y basándose en las Escrituras demostraba que Jesús es el Mesías.

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HECHOS 18:15-28 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Pero, como se trata de cuestiones de palabras, de nombres y de vuestra ley, arregladlo entre vosotros. No quiero ser juez de tales cosas. Así que mandó que los expulsaran del tribunal. Entonces se abalanzaron todos sobre Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal. Pero Galión no daba ninguna importancia al asunto. Pablo permaneció en Corinto algún tiempo más. Después se despidió de los hermanos y emprendió el viaje rumbo a Siria, acompañado de Priscila y Aquila. En Cencreas, antes de embarcarse, se hizo rapar la cabeza a causa de un voto que había hecho. Al llegar a Éfeso, Pablo se separó de sus acompañantes y entró en la sinagoga, donde se puso a discutir con los judíos. Estos le pidieron que se quedara más tiempo con ellos. Él no accedió, pero al despedirse les prometió: «Ya volveré, si Dios quiere». Y zarpó de Éfeso. Cuando desembarcó en Cesarea, subió a Jerusalén a saludar a la iglesia y luego bajó a Antioquía. Después de pasar algún tiempo allí, Pablo se fue a visitar una por una las congregaciones de Galacia y Frigia, animando a todos los discípulos. Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría. Era un hombre ilustrado y convincente en el uso de las Escrituras. Había sido instruido en el camino del Señor, y con gran fervor hablaba y enseñaba con la mayor exactitud acerca de Jesús, aunque conocía solo el bautismo de Juan. Comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Al oírlo Priscila y Aquila, lo tomaron a su cargo y le explicaron con mayor precisión el camino de Dios. Como Apolos quería pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y les escribieron a los discípulos de allí para que lo recibieran. Cuando llegó, ayudó mucho a quienes por la gracia habían creído, pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús es el Mesías.

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HECHOS 18:15-28 Reina Valera 2020 (RV2020)

pero si se trata de cuestiones relativas a palabras o aspectos concretos de vuestra ley, solucionadlo vosotros mismos. Yo no quiero ser juez de estas cosas. Y los echó del tribunal. Entonces todos se apoderaron de Sóstenes, alto dirigente de la sinagoga, y le golpearon delante del tribunal. Pero Galión no hizo nada porque no le importaba lo más mínimo. Pablo permaneció allí muchos días. Luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria junto con Priscila y Aquila. En Céncreas se rapó la cabeza debido a un voto que había hecho. Al llegar a Éfeso, Pablo se separó de ellos y entrando en la sinagoga debatía con los judíos. Estos le rogaban que se quedara con ellos más tiempo, pero él no aceptó, aunque les dijo al despedirse: —Es necesario en todo caso que yo celebre en Jerusalén la fiesta que viene, pero si Dios quiere, volveré a visitaros. Y zarpó de Éfeso. Descendió en Cesarea para saludar a la iglesia y luego bajó a Antioquía. Después de estar allí algún tiempo, salió y recorrió por orden la región de Galacia y de Frigia, animando a todos los discípulos. Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente y con sólidos conocimientos de las Escrituras. Había sido instruido en el camino del Señor y, como era de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solo conocía el bautismo de Juan. Comenzó, pues, a hablar con valentía en la sinagoga, mas cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron con más exactitud el camino de Dios. Cuando Apolos quiso pasar a Acaya, los hermanos le animaron y escribieron a los discípulos para que lo recibieran. Al llegar allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído, porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos y demostraba por las Escrituras que Jesús era el Cristo.

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HECHOS 18:15-28 La Palabra (versión española) (BLP)

Pero si todo es cuestión de palabras y de discusiones sobre particularidades de vuestra ley, solucionadlo vosotros mismos. Yo no quiero ser juez de tales asuntos. Y, sin más, los echó del tribunal. Agarraron entonces entre todos a Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y le dieron de palos ante el mismísimo tribunal. Pero Galión permaneció imperturbable, sin hacer ningún caso. Pablo se quedó todavía en Corinto durante bastante tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria junto con Priscila y Aquila. En Cencreas se había rapado la cabeza para cumplir una promesa que había hecho. Al llegar a Éfeso, Pablo se separó de sus acompañantes, entró en la sinagoga y estuvo discutiendo con los judíos. Le rogaron estos que se quedara por más tiempo, pero él se negó, aunque les dijo al despedirse: —Si Dios quiere, volveré a visitaros. Zarpó, pues, de Éfeso, hizo escala en Cesarea para acercarse a saludar a la iglesia y prosiguió luego su viaje hasta Antioquía. Al cabo de una temporada en Antioquía, se puso otra vez en camino, y recorrió sucesivamente las regiones de Galacia y Frigia, confortando en la fe a todos los discípulos. Llegó por entonces a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. Había sido iniciado en el camino del Señor y, lleno de entusiasmo, hablaba y enseñaba con esmero los temas concernientes a Jesús, aunque no conocía más bautismo que el de Juan. Comenzó, pues, a enseñar con decisión en la sinagoga; pero cuando lo escucharon Priscila y Aquila, lo tomaron consigo y le expusieron con mayor exactitud todo lo referente al camino de Dios. Al manifestar él su deseo de ir a Acaya, los hermanos apoyaron tal decisión y escribieron a los discípulos de aquella provincia para que lo acogieran con cariño. Una vez allí, fue de gran ayuda para quienes por gracia de Dios eran ya creyentes; con sólidos argumentos refutaba en público a los judíos demostrándoles, con las Escrituras en la mano, que Jesús era el Mesías.

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