HECHOS 17:16-23
HECHOS 17:16-23 La Palabra (versión española) (BLP)
Mientras esperaba en Atenas a Silas y a Timoteo, Pablo se sentía exasperado al ver la ciudad sumida en la idolatría. Conversaba en la sinagoga con los judíos y con los que, sin serlo, rendían culto al Dios verdadero; y lo mismo hacía diariamente en la plaza mayor con los transeúntes. También entraron en contacto con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos preguntaban: —¿Qué podrá decir este charlatán? Otros, basándose en que anunciaba la buena nueva de Jesús y de la resurrección, comentaban: —Parece ser un propagandista de dioses extranjeros. Así que, sin más miramientos, lo llevaron al Areópago y le preguntaron: —¿Puede saberse qué nueva doctrina es esta que enseñas? Pues nos estás llenando los oídos con extrañas ideas y queremos saber qué significa todo esto. (Téngase en cuenta que todos los atenienses, y también los residentes extranjeros, no se ocupaban más que de charlar sobre las últimas novedades). Pablo, erguido en el centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así: —Atenienses: resulta a todas luces evidente que sois muy religiosos. Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al dios desconocido». Pues al que vosotros adoráis sin conocerlo, a ese os vengo a anunciar.
HECHOS 17:16-23 Reina Valera 2020 (RV2020)
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se exasperaba viendo que la ciudad estaba entregada a la idolatría. Así que disputaba en la sinagoga con los judíos y con los piadosos. Lo mismo hacía diariamente con los que transitaban ocasionalmente por la plaza. Algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos discutían con él. Unos se preguntaban: —¿Qué querrá decir este charlatán? Y otros, porque les hablaba del evangelio de Jesús, y de la resurrección, decían: —Parece que es predicador de dioses extranjeros. Y tomándole le llevaron al Areópago, y le preguntaron: —¿Puede saberse qué es esta nueva enseñanza de que hablas? Porque todo esto de lo que hablas nos suena muy extraño. Nos gustaría que nos aclarases que quieres decir. (Téngase en cuenta que todos los atenienses, y también los residentes extranjeros, se pasaban el día hablando y escuchando sobre cualquier novedad). Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: —Atenienses, me he percatado de que sois muy religiosos, lo digo porque mientras deambulaba por la ciudad contemplando vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al dios no conocido». Pues al que vosotros adoráis sin conocerle, es a quien yo os anuncio
HECHOS 17:16-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Mientras Pablo esperaba a Silas y Timoteo en Atenas, se sentía muy disgustado al ver que la ciudad estaba llena de ídolos. Discutía en la sinagoga con los judíos y con otros que adoraban a Dios, y discutía igualmente cada día en la plaza con los que allí se reunían. También algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos comenzaron a discutir con él. Unos decían: –¿De qué habla ese charlatán? Y otros: –Parece que es propagandista de dioses extranjeros. Decían esto porque Pablo les anunciaba la buena noticia acerca de Jesús y de la resurrección. Entonces le llevaron al Areópago, el lugar donde acostumbraban a reunirse en consejo, y le preguntaron: –¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que nos traes? Nos hablas de cosas extrañas y queremos saber qué significan. Porque todos los atenienses, y también los extranjeros que vivían allí, solo se interesaban por oir y comentar las últimas novedades. Pablo, levantándose en medio de ellos en el Areópago, dijo: “Atenienses, por todo lo que estoy viendo, sois gente muy religiosa; porque mirando los lugares donde celebráis vuestros cultos, he encontrado un altar que tiene esta inscripción: ‘A un dios desconocido’. Pues bien, de ese Dios que vosotros adoráis sin conocerlo, es del que yo os hablo.
HECHOS 17:16-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, le dolió en el alma ver que la ciudad estaba llena de ídolos. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los griegos que adoraban a Dios, y a diario hablaba en la plaza con los que se encontraban por allí. Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?» Otros comentaban: «Parece que es predicador de dioses extranjeros». Decían esto porque Pablo les anunciaba las buenas nuevas de Jesús y de la resurrección. Entonces se lo llevaron a una reunión del Areópago. ―¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que usted presenta? —le preguntaron—. Porque nos viene usted con ideas que nos suenan extrañas, y queremos saber qué significan. Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban el tiempo sin hacer otra cosa más que escuchar y comentar las últimas novedades. Pablo se puso en medio del Areópago y tomó la palabra: ―¡Ciudadanos atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que hacen. Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: A UN DIOS DESCONOCIDO. Pues bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les anuncio.