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2 TIMOTEO 2:1-14

2 TIMOTEO 2:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)

Así pues, tú, hijo mío, mantente fuerte, apoyado en la gracia de Cristo Jesús. Y lo que me oíste proclamar en presencia de tantos testigos, confíalo a personas fieles, capaces a su vez de enseñarlo a otras personas. Como fiel soldado de Cristo, no te eches atrás a la hora de las penalidades. Ningún soldado en activo se enreda en asuntos civiles a fin de estar a entera disposición de quien lo alistó. Lo mismo sucede con los atletas: solo si se ajustan a las reglas de juego pueden ser declarados vencedores; o con el labrador, que solo si se afana en su trabajo tendrá derecho antes que nadie a recoger los frutos. Supongo que entenderás lo que quiero decirte; en cualquier caso, el Señor hará que lo comprendas plenamente. Ten siempre presente a Jesucristo, que nació de la estirpe de David y resucitó de la muerte conforme al evangelio que yo anuncio y por el que sufro hasta encontrarme encarcelado como si fuera un malhechor. Pero nadie puede encadenar la palabra de Dios. Por eso, lo aguanto todo por amor a los elegidos a fin de que también ellos alcancen la salvación que nos ha conquistado Jesucristo junto con la gloria eterna. Es esta una palabra digna de crédito: Si morimos con Cristo, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, pues no puede faltar a su palabra. No eches en saco roto estas cosas y en nombre de Dios ordena que nadie se enzarce en disputas que no sirven para nada, sino únicamente para ruina de quienes participan en ellas.

2 TIMOTEO 2:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)

Así pues, tú, hijo mío, mantente fuerte, apoyado en la gracia de Cristo Jesús. Y lo que me oíste proclamar en presencia de tantos testigos, confíalo a personas fieles, capaces a su vez de enseñarlo a otras personas. Como fiel soldado de Cristo, no te eches atrás a la hora de las penalidades. Ningún soldado en activo se enreda en asuntos civiles a fin de estar a entera disposición de quien lo alistó. Lo mismo sucede con los atletas: solo si se ajustan a las reglas de juego pueden ser declarados vencedores; o con el labrador, que solo si se afana en su trabajo tendrá derecho antes que nadie a recoger los frutos. Supongo que entenderás lo que quiero decirte; en cualquier caso, el Señor hará que lo comprendas plenamente. Ten siempre presente a Jesucristo, que nació de la estirpe de David y resucitó de la muerte conforme al evangelio que yo anuncio y por el que sufro hasta encontrarme encarcelado como si fuera un malhechor. Pero nadie puede encadenar la palabra de Dios. Por eso, lo aguanto todo por amor a los elegidos a fin de que también ellos alcancen la salvación que nos ha conquistado Jesucristo junto con la gloria eterna. Es esta una palabra digna de crédito: Si morimos con Cristo, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, pues no puede faltar a su palabra. No eches en saco roto estas cosas y en nombre de Dios ordena que nadie se enzarce en disputas que no sirven para nada, sino únicamente para ruina de quienes participan en ellas.

2 TIMOTEO 2:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Tú, hijo mío, saca fuerzas de la gracia que has recibido de Cristo Jesús. Y lo que me has oído decir delante de muchos testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de enseñárselo a otros. Toma tu parte en los sufrimientos, como un buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado en servicio activo se enreda en los asuntos de la vida civil, porque tiene que agradar a su superior. De la misma manera, el deportista no puede recibir el premio si no compite conforme a las reglas del juego. El que trabaja en el campo tiene derecho a ser el primero en recibir parte de la cosecha. Piensa en esto que te digo y el Señor te lo hará comprender todo. Acuérdate de Jesucristo, que resucitó y que era descendiente del rey David: este es el evangelio que predico. Y por este evangelio soporto sufrimientos; incluso el estar encadenado como un criminal. ¡Pero la palabra de Dios no está encadenada! Por eso lo soporto todo en bien de los que Dios ha escogido, para que también ellos alcancen la salvación gloriosa y eterna en Cristo Jesús. Esto es muy cierto: Si morimos con él, también viviremos con él; si sufrimos, tendremos parte en su reino; si le negamos, también él nos negará; si no somos fieles, él sigue siendo fiel, porque no puede negarse a sí mismo. Recuérdales esto y encárgales delante de Dios que dejen de discutir por cuestiones de palabras. Esas discusiones no sirven para nada y lo que hacen es perjudicar a quienes las escuchan.

2 TIMOTEO 2:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento. El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha. Reflexiona en lo que te digo, y el Señor te dará una mayor comprensión de todo esto. No dejes de recordar a Jesucristo, descendiente de David, levantado de entre los muertos. Este es mi evangelio, por el que sufro al extremo de llevar cadenas como un criminal. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Así que todo lo soporto por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la gloriosa y eterna salvación que tenemos en Cristo Jesús. Este mensaje es digno de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él; si resistimos, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará; si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo. No dejes de recordarles esto. Adviérteles delante de Dios que eviten las discusiones inútiles, pues no sirven nada más que para destruir a los oyentes.