2 SAMUEL 22:17-42
2 SAMUEL 22:17-42 Reina Valera 2020 (RV2020)
Envió desde lo alto y me tomó. Me sacó de caudalosas aguas. Me libró de un poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo. Me asaltaron el día de mi desgracia, mas el Señor fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso, me libró porque me amaba. El Señor me recompensa conforme a mi justicia. Conforme a la limpieza de mis manos me ha premiado: porque he guardado los caminos del Señor, y no me aparté de mi Dios para hacer el mal; pues todos sus decretos están delante de mí y nunca me aparté de sus preceptos. Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad. El Señor me recompensa conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos ante sus ojos. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás con el limpio, y rígido serás con el perverso. Tú salvas al pueblo afligido, mas tus ojos abaten a los altivos. Tú eres, oh Señor, mi lámpara; mi Dios, que alumbra mis tinieblas. Contigo desbarataré ejércitos, con mi Dios asaltaré muros. El camino de Dios es perfecto y acrisolada la palabra del Señor. Escudo es a todos los que en él esperan. Porque ¿quién es Dios, sino solo el Señor? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de fuerza, quien despeja mi camino, quien hace mis pies como de ciervas y me sostiene firme en las alturas; el que adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para que se doble el arco de bronce. Me diste el escudo de tu salvación, y tu benignidad me ha engrandecido. Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado. Perseguiré a mis enemigos y los destruiré, no regresaré hasta haberlos acabado. Los heriré y derrotaré, de modo que no se levanten. Caerán debajo de mis pies. Me ceñiste de fuerzas para la pelea, has humillado debajo de mí a mis enemigos, y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, para que yo destruya a los que me aborrecen. Clamaron, pero nadie los salvó; también al Señor, mas no los oyó.
2 SAMUEL 22:17-42 La Palabra (versión española) (BLP)
Desde la altura me asió con su mano, me sacó de las aguas turbulentas. Me salvó de un enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. En un día aciago me atacaron, pero el Señor fue mi apoyo; me puso a salvo, me libró porque me amaba. El Señor me premia por mi buena conducta, me recompensa por la inocencia de mis manos; porque he respetado los caminos del Señor y no he sido infiel a mi Dios; tengo presentes todos sus mandatos y no me alejo de sus normas; he sido recto con él y me he apartado del pecado. El Señor me premia por mi buena conducta, por mi inocencia ante sus ojos. Eres fiel con quien es fiel, honrado con el honrado, sincero con el sincero; sagaz con el retorcido. Salvas al pueblo humillado y tu mirada abate a los altivos. Pues tú, Señor, eres mi lámpara; el Señor ilumina mi oscuridad. Contigo me lanzo al asalto, con mi Dios franqueo la muralla. El camino de Dios es perfecto, la palabra del Señor, exquisita; es un escudo para los que en él confían. Pues, ¿quién es Dios, aparte del Señor? ¿quién una fortaleza, sino nuestro Dios? Dios es mi plaza fuerte y hace perfecto mi camino; Él me da pies de gacela y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tensar el arco de bronce. Tú me ofreces tu escudo protector y tu benevolencia me engrandece. Agilizas mis pasos al andar y no se tuercen mis tobillos. Persigo a mis enemigos y los derroto, no retrocedo hasta acabar con ellos. Acabo con ellos, los abato y no se levantan, quedan postrados a mis pies. Me has armado de valor para el combate, sometes bajo mis pies a mis enemigos. Pones en fuga a mis enemigos y aniquilas a mis adversarios. Piden auxilio y no hay quien los salve, claman al Señor y no les responde.
2 SAMUEL 22:17-42 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Dios me tendió la mano desde lo alto y con su mano me sacó del mar inmenso. Me salvó de enemigos poderosos que me odiaban y eran más fuertes que yo. Me atacaron cuando yo estaba en desgracia, pero el Señor me dio su apoyo; me sacó a la libertad, ¡me salvó porque me amaba! El Señor me ha dado la recompensa que merecía mi limpia conducta, pues yo he seguido el camino del Señor; ¡jamás he renegado de mi Dios! Yo tengo presentes todos sus decretos; ¡jamás me he desviado de sus leyes! Me he conducido ante él sin tacha alguna, me he alejado de la maldad. El Señor me ha recompensado por mi limpia conducta en su presencia. “Tú, Señor, eres fiel con el que es fiel, irreprochable con el que es irreprochable, sincero con el que es sincero, pero sagaz con el que es astuto. Tú salvas a los humildes, pero te fijas en los orgullosos y los humillas. Tú, Señor, eres mi luz; tú, Dios mío, alumbras mi oscuridad. Con tu ayuda atacaré al enemigo y pasaré sobre el muro de sus ciudades. “El camino de Dios es perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza. ¡Dios protege a todos los que en él confían! ¿Quién es Dios, fuera del Señor? ¿Qué otro dios hay que pueda protegernos? Dios es mi refugio poderoso, quien hace intachable mi conducta, quien me da pies ligeros como de ciervo, quien me hace estar firme en las alturas, quien me entrena para la batalla, quien me da fuerzas para tensar arcos de bronce. “Tú me proteges y me salvas; tu bondad me ha hecho prosperar. Has hecho fácil mi camino, y mis pies no han resbalado. “Perseguí a mis enemigos, los destruí, y no volví sino después de exterminarlos. ¡Los exterminé! ¡Los hice pedazos! ¡Ya no se levantaron! ¡Cayeron debajo de mis pies! Tú me diste fuerza en la batalla, hiciste que los rebeldes se inclinaran ante mí y que delante de mí huyeran mis enemigos. Así pude destruir a los que me odiaban. Pedían ayuda, y nadie los ayudó; llamaban al Señor, y no les contestó.
2 SAMUEL 22:17-42 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo. Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y que eran más fuertes que yo. En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el SEÑOR. Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí. »El SEÑOR me ha pagado conforme a mi justicia, me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos; pues he andado en los caminos del SEÑOR; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos. He sido íntegro ante él y me he abstenido de pecar. El SEÑOR me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a mi limpieza delante de él. »Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. Das la victoria a los humildes, pero tu mirada humilla a los altaneros. Tú, SEÑOR, eres mi lámpara; tú, SEÑOR, iluminas mis tinieblas. Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas. »El camino de Dios es perfecto; la palabra del SEÑOR es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. ¿Pues quién es Dios, si no el SEÑOR? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. Tú me cubres con el escudo de tu salvación; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino; por eso mis tobillos no flaquean. »Perseguí a mis enemigos y los destruí; no retrocedí hasta verlos aniquilados. Los aplasté por completo. Ya no se levantan. ¡Cayeron debajo de mis pies! Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes. Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban. Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al SEÑOR clamaron, pero no les respondió.