2 REYES 5:9-15
2 REYES 5:9-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: —Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio. Naamán se fue enojado, y decía: —Yo que pensaba: «De seguro saldrá enseguida, y puesto en pie invocará el nombre del Señor, su Dios, alzará su mano, tocará la parte enferma y sanará la lepra». Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavo en ellos, ¿no quedaré limpio también? Y muy enojado se fue de allí. Pero sus criados se le acercaron y le dijeron: —Padre mío, si el profeta te mandara hacer algo difícil, ¿no lo harías? ¿Cuánto más si solo te ha dicho: «Lávate y serás limpio»? Descendió entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio. Luego regresó con todos sus acompañantes adonde estaba el hombre de Dios, se presentó delante de él y le dijo: —Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas un presente de tu siervo.
2 REYES 5:9-15 La Palabra (versión española) (BLP)
Naamán llegó con sus caballos y su carro y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo que le mandó un mensajero a decirle: —Ve a bañarte siete veces en el Jordán y tu carne quedará sana y purificada. Naamán se marchó indignado y murmurando: —Yo pensaba que saldría a recibirme y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios; que me tocaría con su mano y me libraría de la lepra. ¿Acaso no valen más los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, que todas las aguas de Israel? ¿Y no podría haberme bañado en ellos para quedar limpio? Naamán dio media vuelta y se marchó enfurecido. Pero sus servidores se acercaron y le dijeron: —Padre, si el profeta te hubiera mandado algo extraordinario, ¿no lo habrías hecho? Pues con más razón cuando solo te ha dicho que te bañes para quedar limpio. Entonces Naamán bajó al Jordán, se bañó siete veces, como le había mandado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño. Luego volvió con toda su comitiva a ver al profeta. Al llegar, se presentó ante él y le dijo: —Ahora reconozco que en toda la tierra no hay más Dios que el de Israel. Te ruego, pues, que aceptes un regalo de tu servidor.
2 REYES 5:9-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Pero Eliseo envió un mensajero a decirle: “Ve, lávate siete veces en el río Jordán y tu cuerpo quedará limpio de la lepra.” Naamán se enfureció, y se fue diciendo: –Yo pensé que iba a salir a recibirme, que de pie invocaría al Señor su Dios y luego movería su mano sobre la parte enferma, y que así me quitaría la lepra. ¿No son los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme en ellos y quedar limpio? Y muy enojado se fue de allí. Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron: –Señor, si el profeta te hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habrías hecho? Pues con mayor razón si solo ha dicho que te laves y quedarás limpio. Naamán fue y se sumergió siete veces en el Jordán, según se lo había ordenado el profeta; y su carne se volvió como la de un muchacho, y quedó limpio. Entonces él y todos sus acompañantes fueron a ver a Eliseo. Al llegar ante él, Naamán le dijo: –¡Ahora estoy convencido de que en toda la tierra no hay Dios, sino solo en Israel! Por lo tanto, te ruego que aceptes un regalo de este servidor tuyo.
2 REYES 5:9-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Así que Naamán, con sus caballos y sus carros, fue a la casa de Eliseo y se detuvo ante la puerta. Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio». Naamán se enfureció y se fue, quejándose: «¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del SEÑOR su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra! ¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que toda el agua de Israel? ¿Acaso no podría zambullirme en ellos y quedar limpio?» Furioso, dio media vuelta y se marchó. Entonces sus criados se le acercaron para aconsejarle: «Señor, si el profeta te hubiera mandado hacer algo complicado, ¿no le habrías hecho caso? ¡Con más razón si lo único que te dice es que te zambullas, y así quedarás limpio!» Así que Naamán bajó al Jordán y se sumergió siete veces, según se lo había ordenado el hombre de Dios. ¡Y su piel se volvió como la de un niño, y quedó limpio! Luego Naamán volvió con todos sus acompañantes y, presentándose ante el hombre de Dios, le dijo: ―Ahora reconozco que no hay Dios en todo el mundo, sino solo en Israel. Te ruego que aceptes un regalo de tu siervo.