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2 REYES 1:7-17

2 REYES 1:7-17 Reina Valera 2020 (RV2020)

Entonces el rey les preguntó: —¿Cómo era el hombre que habéis encontrado y os ha dicho tales palabras? —Uno que tenía un vestido de pelo y un cinturón de cuero ceñido a su cintura —respondieron ellos. —¡Es Elías, el tisbita! —exclamó el rey. Y enseguida envió a un capitán con cincuenta hombres a buscarlo. Cuando él subió adonde estaba Elías, este se encontraba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: —Hombre de Dios, el rey ha dicho que desciendas. Elías respondió al capitán de cincuenta: —Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres. Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres. Volvió el rey a enviar tras él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres, el cual le dijo: —Hombre de Dios, el rey ha dicho así: «Desciende pronto». Elías le respondió: —Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres. Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres. Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Subió aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó: —Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos alcancen algún valor a tus ojos. Ya ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta hombres; ¡que ahora tenga algún valor mi vida a tus ojos! Entonces el ángel del Señor dijo a Elías: —Desciende con él; no le tengas miedo. Elías se levantó, descendió con él ante el rey, y le dijo: —Así ha dicho el Señor: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón, como si en Israel no hubiera Dios a quien consultar, no te levantarás del lecho en que estás, sino que sin duda morirás. Y murió conforme a la palabra del Señor que había dicho Elías. Reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía hijos.

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2 REYES 1:7-17 La Palabra (versión española) (BLP)

El rey les preguntó: —¿Qué aspecto tenía ese hombre que os salió al encuentro y os dijo eso? Le respondieron: —Era un hombre vestido de pieles, con un cinturón de cuero a la cintura. El rey exclamó: —¡Es Elías, el de Tisbé! Entonces envió contra él a un capitán con cincuenta hombres. Cuando llegó, Elías estaba sentado en la cima del monte. Entonces le dijo: —Hombre de Dios, el rey ordena que bajes. Elías le respondió: —Si yo soy el hombre de Dios, que caiga un rayo del cielo y os consuma a ti y a tus cincuenta hombres. Y al instante cayó un rayo del cielo que consumió al capitán y a sus cincuenta hombres. El rey volvió a enviar a otro capitán con cincuenta hombres, que subió y dijo a Elías: —Hombre de Dios, el rey ordena que bajes inmediatamente. Elías le respondió: —Si soy el hombre de Dios, que caiga un rayo del cielo y os consuma a ti y a tus cincuenta hombres. Y al instante Dios lanzó un rayo desde el cielo, que consumió al capitán y a sus cincuenta hombres. Por tercera vez el rey le envió a otro capitán con cincuenta hombres. Subió y cuando llegó, se arrodilló ante Elías y le suplicó: —Hombre de Dios, respeta mi vida y la de estos cincuenta servidores tuyos. Antes han caído rayos del cielo que han consumido a los dos capitanes anteriores y a sus hombres. Te ruego que ahora respetes mi vida. El ángel del Señor dijo a Elías: —Baja con él, no le tengas miedo. Entonces Elías bajó con él a ver al rey y le dijo: —Así dice el Señor: Por haber enviado mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, como si en Israel no hubiera un Dios a quien consultar, no volverás a levantarte de la cama donde yaces, porque vas a morir. Ocozías murió, de acuerdo con la palabra de Dios anunciada por Elías, y su hermano Jorán le sucedió como rey, en el año segundo de Jorán de Judá, pues Ocozías no tenía hijos.

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2 REYES 1:7-17 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El rey les preguntó: –¿Cómo era ese hombre que os salió al encuentro y os dijo eso? –Era un hombre vestido con una capa de pelo, y llevaba un cinturón de cuero en la cintura –respondieron ellos. –¡Es Elías, el de Tisbé! –exclamó el rey, y en seguida envió en su busca a un capitán con cincuenta soldados. Cuando llegaron, Elías estaba sentado en la cima de un monte. Entonces el capitán le dijo: –¡Profeta, el rey ordena que bajes! Elías respondió: –Si yo soy profeta, que caiga fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta soldados. Al instante cayó fuego del cielo y los consumió. El rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados, el cual fue y dijo a Elías: –¡Profeta, el rey ordena que bajes inmediatamente! Elías le respondió: –Si yo soy profeta, que caiga fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta soldados. Al instante cayó fuego del cielo y los consumió. Después, por tercera vez, mandó el rey a un capitán con otros cincuenta soldados. Pero el tercer capitán subió hasta donde estaba Elías y, arrodillándose delante de él, le rogó: –Por favor, profeta, respeta mi vida y la de estos cincuenta servidores tuyos; pues antes cayó fuego del cielo y consumió a los otros dos capitanes y a sus hombres. Yo te ruego que me tengas consideración. Entonces el ángel del Señor ordenó a Elías: –Ve con él; no le tengas miedo. Elías bajó y fue con el capitán a ver al rey, y le dijo: –Así dice el Señor: ‘Puesto que enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, el dios de Ecrón, como si en Israel no hubiera Dios a quien consultar, ya no te levantarás de tu cama, sino que vas a morir.’ Y, en efecto, Ocozías murió, tal como el Señor se lo había dicho por medio de Elías. Y como Ocozías nunca tuvo hijos, reinó en su lugar su hermano Joram. Esto sucedió en el segundo año del reinado de Joram, hijo de Josafat, en Judá.

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2 REYES 1:7-17 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

El rey les preguntó: ―¿Qué aspecto tenía el hombre que os salió al encuentro y os habló de ese modo? ―Llevaba puesto un manto de piel y tenía un cinturón de cuero atado a la cintura —contestaron ellos. ―¡Ah! ¡Era Elías el tisbita! —exclamó el rey. Y en seguida envió a un oficial con cincuenta soldados a buscarlo. El oficial fue y encontró a Elías sentado en la cima de un monte. ―Hombre de Dios —le dijo—, el rey te ordena que bajes. ―Si soy hombre de Dios —replicó Elías—, ¡que caiga fuego del cielo y te consuma junto con tus cincuenta soldados! Al instante cayó fuego del cielo y consumió al oficial y a sus soldados. Así que el rey envió a otro oficial con otros cincuenta soldados en busca de Elías. ―Hombre de Dios —le dijo—, el rey te ordena que bajes inmediatamente. ―Si soy hombre de Dios —repuso Elías—, ¡que caiga fuego del cielo y te consuma junto con tus cincuenta soldados! Una vez más, el fuego de Dios cayó del cielo y consumió al oficial y a sus soldados. Por tercera vez el rey envió a un oficial con otros cincuenta soldados. Cuando este llegó hasta donde estaba Elías, se puso de rodillas delante de él y le imploró: ―Hombre de Dios, te ruego que respetes mi vida y la de estos cincuenta siervos tuyos. Sé bien que cayó fuego del cielo y consumió a los dos primeros oficiales y a sus soldados. Por eso te pido ahora que respetes mi vida. El ángel del SEÑOR le ordenó a Elías: «Baja con él; no le tengas miedo». Así que Elías se levantó y bajó con el oficial para ver al rey, a quien le dijo: ―Así dice el SEÑOR: “Enviaste mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón. ¿Acaso no hay Dios en Israel a quien puedas consultar? Puesto que has actuado así, ya no te levantarás de tu lecho de enfermo, sino que ciertamente morirás”. Así fue como murió el rey, según la palabra que el SEÑOR había anunciado por medio de Elías. Como Ocozías no llegó a tener hijos, Jorán le sucedió en el trono. Esto aconteció en el segundo año de Jorán hijo de Josafat, rey de Judá.

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