2 CORINTIOS 8:2-6
2 CORINTIOS 8:2-6 La Palabra (versión española) (BLP)
Porque, a pesar de las muchas tribulaciones que han soportado, su alegría es tanta que han convertido su extrema pobreza en derroche de generosidad. Testigo soy de que han dado espontáneamente lo que podían, e incluso más de lo que podían. Con la mayor insistencia nos rogaban que les permitiéramos colaborar en la colecta y en la ayuda a los hermanos. Y más allá de nuestras expectativas, ellos mismos se ofrecieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, ya que esta era la voluntad de Dios. En vista de ello, hemos pedido a Tito que lleve a feliz término entre vosotros esa colecta, ya que él la comenzó.
2 CORINTIOS 8:2-6 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
A pesar de las pruebas que han tenido que sufrir son muy felices; y a pesar de ser muy pobres, sus ofrendas han sido tan generosas como si fueran ricos. Yo soy testigo de que han ofrendado lo que podían, y aun más de lo que podían. Nos rogaron mucho que les permitiésemos tomar parte en esta ayuda para el pueblo de Dios. Y todavía hicieron más de lo que esperábamos, pues se ofrecieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. Por eso hemos rogado a Tito que recoja entre vosotros esta bondadosa colecta que ya había comenzado a recoger.
2 CORINTIOS 8:2-6 Reina Valera 2020 (RV2020)
que, en medio de grandes pruebas, se han mantenido con mucha alegría y, a pesar de su extrema pobreza, abundó la riqueza de su bondad. Porque yo doy testimonio de que, conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, han sido generosos. Con insistencia nos rogaban que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los creyentes. Y, sin nosotros esperarlo, incluso se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. Por eso le pedimos a Tito, que acabara esta obra de gracia que él había comenzado entre vosotros.
2 CORINTIOS 8:2-6 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza, abundaron en rica generosidad. Soy testigo de que dieron espontáneamente tanto como podían, y aún más de lo que podían, rogándonos con insistencia que les concediéramos el privilegio de tomar parte en esta ayuda para los santos. Incluso hicieron más de lo que esperábamos, ya que se entregaron a sí mismos, primeramente al Señor y después a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. De modo que rogamos a Tito que llevara a feliz término esta obra de gracia entre vosotros, puesto que ya la había comenzado.