2 CORINTIOS 10:3-7
2 CORINTIOS 10:3-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Porque aunque somos seres humanos, no luchamos según los criterios humanos. Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino poderosas de parte de Dios para la destrucción de fortalezas, pues destruyen razonamientos falaces y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevan cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Estamos preparados para castigar toda desobediencia, una vez que vuestra obediencia sea perfecta. Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está convencido de que es de Cristo, piense bien en esto que le digo: que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.
2 CORINTIOS 10:3-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Es cierto que somos humanos, pero no luchamos como los hombres de este mundo. Las armas que usamos no son las del mundo, sino que son poder de Dios capaz de destruir fortalezas. Y así destruimos las acusaciones y toda altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que le obedezca, y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que vosotros obedezcáis cabalmente. Fijaos en lo que es evidente. Si alguno está seguro de ser de Cristo, debe tener presente que también nosotros somos de Cristo.
2 CORINTIOS 10:3-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
pues, aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con vuestra completa obediencia. Fijaos en lo que está a la vista. Si alguno está convencido de ser de Cristo, considere esto de nuevo: nosotros somos tan de Cristo como él.
2 CORINTIOS 10:3-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Soy, ciertamente, humano; pero no lucho por motivos humanos ni las armas con que peleo son humanas, sino divinas, con poder para destruir cualquier fortaleza. Soy capaz de poner en evidencia toda suerte de falacia o de altanería que se alce contra el conocimiento de Dios. Puedo también someter a Cristo todo pensamiento y estoy preparado para castigar cualquier rebeldía una vez que vuestra obediencia sea perfecta. Solo valoráis las apariencias. Si alguno está convencido de ser cristiano, considere, a su vez, que yo lo soy tanto como él.