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2 CORINTIOS 10:1-15

2 CORINTIOS 10:1-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Por la ternura y la bondad de Cristo, yo, Pablo, apelo a vosotros personalmente; yo mismo que, según dicen, soy tímido cuando me encuentro cara a cara con vosotros, pero atrevido cuando estoy lejos. Os ruego que cuando vaya no tenga que ser tan atrevido como me he propuesto ser con algunos que opinan que vivimos según criterios meramente humanos, pues, aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. Y estamos dispuestos a castigar cualquier acto de desobediencia una vez que yo pueda contar con vuestra completa obediencia. Fijaos en lo que está a la vista. Si alguno está convencido de ser de Cristo, considere esto de nuevo: nosotros somos tan de Cristo como él. No me avergonzaré de jactarme de nuestra autoridad más de la cuenta, autoridad que el Señor nos ha dado para la edificación y no para vuestra destrucción. No quiero dar la impresión de que trato de asustaros con mis cartas, pues algunos dicen: «Sus cartas son duras y fuertes, pero él en persona no impresiona a nadie, y como orador es un fracaso». Tales personas deben darse cuenta de que lo que somos por escrito estando ausentes lo seremos con hechos estando presentes. No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen. Nosotros, por nuestra parte, no vamos a jactarnos más de lo debido. Nos limitaremos al campo que Dios nos ha asignado según su medida, en la cual también vosotros estáis incluidos. Si no hubiéramos estado antes entre vosotros, se podría alegar que estamos rebasando estos límites, cuando lo cierto es que fuimos los primeros en llevaros el evangelio de Cristo. No nos jactamos desmedidamente a costa del trabajo que otros han hecho. Al contrario, esperamos que, según vaya creciendo vuestra fe, también nuestro campo de acción entre vosotros se amplíe grandemente

2 CORINTIOS 10:1-15 Reina Valera 2020 (RV2020)

Yo, Pablo, os ruego por la dulzura y bondad de Cristo, yo que en realidad soy tímido cuando estoy presente entre vosotros, pero atrevido cuando estoy ausente, os ruego, que cuando esté presente no me sea necesario ser atrevido, con la confianza con que soy capaz de atreverme, contra algunos que nos tienen como si anduviéramos según los criterios humanos. Porque aunque somos seres humanos, no luchamos según los criterios humanos. Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino poderosas de parte de Dios para la destrucción de fortalezas, pues destruyen razonamientos falaces y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevan cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Estamos preparados para castigar toda desobediencia, una vez que vuestra obediencia sea perfecta. Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está convencido de que es de Cristo, piense bien en esto que le digo: que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo. No me avergüenza jactarme aún un poco más de la autoridad que el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción. Que no parezca que os quiero asustar por carta, pues algunos dicen que las cartas son duras y fuertes, pero que mi presencia física es débil y la palabra despreciable. Quien dice eso, que sepa que tal como somos de palabra y por carta estando ausentes, así somos con los hechos estando presentes. No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pues no entienden que se miden con su propia medida y se comparan consigo mismos. Nosotros en cambio, no nos jactamos fuera de medida, sino que nos ceñimos a los límites de la medida que Dios nos dio, que llegan también hasta vosotros. No nos hemos extralimitado, como si no hubiéramos llegado hasta vosotros, porque incluso hasta vosotros llegamos antes con el evangelio de Cristo. No nos jactamos desmedidamente a costa de trabajos ajenos, sino que teniendo la esperanza del crecimiento de vuestra fe, nos extenderemos mucho, cada vez más, dentro de nuestros límites.

2 CORINTIOS 10:1-15 La Palabra (versión española) (BLP)

Por la dulzura y la bondad de Cristo os lo pido yo, Pablo, tan cobarde cuando estoy entre vosotros y tan valiente, en cambio, por carta. No me obliguéis a que, cuando esté entre vosotros, tenga que hacerme el valiente —arrestos me sobran para ello— contra esos que me acusan de proceder por motivos humanos. Soy, ciertamente, humano; pero no lucho por motivos humanos ni las armas con que peleo son humanas, sino divinas, con poder para destruir cualquier fortaleza. Soy capaz de poner en evidencia toda suerte de falacia o de altanería que se alce contra el conocimiento de Dios. Puedo también someter a Cristo todo pensamiento y estoy preparado para castigar cualquier rebeldía una vez que vuestra obediencia sea perfecta. Solo valoráis las apariencias. Si alguno está convencido de ser cristiano, considere, a su vez, que yo lo soy tanto como él. Y si he presumido más de la cuenta de la autoridad que el Señor me dio no para vuestra ruina sino para vuestro provecho, no me avergonzaré de ello. De esta manera no parecerá que trato de amedrentaros con mis cartas. «Porque sus cartas —dicen algunos— son duras y fuertes, pero en persona es un pobre hombre y, como orador, un desastre». Pues sepa la persona que tal dice, que soy muy capaz de llevar a la práctica, estando presente, lo que digo en mis cartas estando ausente. ¡Cómo voy a osar igualarme o compararme con esos que se hacen su propia propaganda! Al medirse con la medida que ellos mismos fabrican y compararse con ellos mismos, demuestran que son necios. Por mi parte, no quiero presumir más de la cuenta, sino que me atengo a la parcela de trabajo que Dios me encomendó y que me ha permitido llegar hasta vosotros. No estoy, pues, extralimitándome como si vosotros no formarais parte de mi campo; en realidad, fui el primero en llegar hasta vosotros con el mensaje de Cristo. Tampoco presumo indebidamente de trabajos hechos por otros, aunque sí abrigo la esperanza de que, al crecer vuestra fe, se haga mucho más amplio mi campo de acción entre vosotros, siempre dentro de los límites que se me han marcado.

2 CORINTIOS 10:1-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Yo, Pablo, os ruego, por la ternura y la bondad de Cristo. Se dice que cuando estoy entre vosotros soy muy tímido, y muy atrevido cuando estoy lejos. Pues bien, os ruego que cuando vaya a veros no me obliguéis a ser atrevido con quienes nos acusan de hacer las cosas por motivos puramente humanos. ¡Estoy dispuesto a enfrentarme con ellos! Es cierto que somos humanos, pero no luchamos como los hombres de este mundo. Las armas que usamos no son las del mundo, sino que son poder de Dios capaz de destruir fortalezas. Y así destruimos las acusaciones y toda altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que le obedezca, y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que vosotros obedezcáis cabalmente. Fijaos en lo que es evidente. Si alguno está seguro de ser de Cristo, debe tener presente que también nosotros somos de Cristo. Y aunque yo insista un poco más de la cuenta en nuestra autoridad, no tengo por qué avergonzarme, pues el Señor nos dio la autoridad para haceros crecer espiritualmente y no para destruiros. No quiero que parezca que trato de asustaros con mis cartas. Hay quien dice que mis cartas son duras y fuertes, pero que en persona no impresiono a nadie ni impongo respeto al hablar. Pero el que esto dice debe saber también que, tal como somos con palabras y por carta estando lejos de vosotros, así seremos también con hechos cuando estemos entre vosotros. Ciertamente, no nos atrevemos a igualarnos o a compararnos con esos que se alaban a sí mismos. Pero ellos cometen una tontería al medirse con su propia medida y al compararse unos con otros. Nosotros no vamos a gloriarnos más allá de ciertos límites. Dios es quien señaló los límites de nuestro campo de trabajo y quien nos permitió llegar hasta vosotros en Corinto. Por eso, no nos estamos saliendo de nuestros límites, como sería el caso si no hubiéramos estado antes entre vosotros. Nosotros fuimos los primeros en llevaros la buena noticia acerca de Cristo. Y no presumimos con trabajos hechos por otros y saliéndonos de nuestros límites. Al contrario, esperamos poder trabajar más entre vosotros conforme vayáis teniendo más fe, aunque siempre dentro de esos límites nuestros.