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2 CRÓNICAS 9:13-28

2 CRÓNICAS 9:13-28 Reina Valera 2020 (RV2020)

El peso del oro que Salomón recibía cada año llegaba a veintidós mil kilos, sin contar lo que traían los mercaderes y negociantes; todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón. Hizo también el rey Salomón doscientos escudos de oro batido, cada uno de los cuales pesaba seis kilos; asimismo, trescientos escudos de oro batido, cada uno de los cuales pesaba tres kilos; y los puso el rey en la casa del Bosque del Líbano. Además, el rey hizo un gran trono de marfil y lo recubrió de oro puro. El trono tenía seis gradas, un estrado de oro fijado al trono, brazos a uno y otro lado del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos. Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno. Toda la vajilla del rey Salomón era de oro; también toda la vajilla de la casa del Bosque del Líbano, era de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada. Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarsis con oro, plata, marfil, monos y pavos reales. El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios le había dado. Cada uno de estos le llevaba cada año un regalo: alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos. Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén, junto al rey. Tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera de Egipto. Acumuló el rey tanta plata como piedras había en Jerusalén, y cedros como higueras hay en la Sefela. Los caballos para Salomón se traían de Egipto y de muchos otros países.

2 CRÓNICAS 9:13-28 La Palabra (versión española) (BLP)

Salomón recibía anualmente seiscientos sesenta y seis talentos de oro, sin contar el que llegaba de mercaderes y comerciantes; y todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país traían oro y plata a Salomón. El rey Salomón mandó hacer doscientos escudos chapados en oro, de seiscientos siclos de oro cada uno, y otros trescientos escudos más pequeños, también chapados en oro, de trescientos siclos de oro cada uno, y los colocó en el edificio del Bosque del Líbano. El rey mandó hacer también un gran trono de marfil, recubierto de oro puro. El trono tenía seis escalones, un escabel de oro fijado al trono y dos brazos a ambos lados del asiento, con dos leones de pie junto a los brazos y otros doce leones, también de pie, a ambos lados de los seis escalones. Nunca se había hecho nada parecido en ningún reino. Toda la vajilla del rey Salomón era de oro y los objetos del edificio del Bosque del Líbano, de oro puro. No había nada de plata, pues en tiempos de Salomón la plata estaba devaluada. El rey tenía una flota de barcos que iban a Tarsis, con los servidores de Jirán, y cada tres años llegaban los barcos de Tarsis, cargados de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría, y todos los reyes de la tierra querían conocerlo para escuchar la sabiduría que Dios le había dado. Cada cual le traía su regalo: objetos de plata y oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos. Y así, año tras año. Salomón tenía también cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros y doce mil caballos de montar, que guardaba en las ciudades con establos y en Jerusalén junto al propio rey. Era soberano de todos los reyes desde el Éufrates hasta el país filisteo y la frontera de Egipto. El rey hizo que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras y tantos cedros como higueras silvestres en la llanura. Los caballos de Salomón provenían de Egipto y de todos los demás países.

2 CRÓNICAS 9:13-28 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El oro que Salomón recibía cada año era unos veintidós mil kilos, sin contar el tributo que le pagaban los comerciantes y viajeros. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país traían oro y plata a Salomón. El rey Salomón mandó hacer doscientos escudos grandes de oro batido, empleando en cada uno seis kilos de oro. Mandó hacer también trescientos escudos más pequeños, empleando en cada uno poco más de tres kilos de oro batido, y los puso en el palacio llamado “Bosque del Líbano”. Mandó hacer también un gran trono de marfil, y ordenó que lo recubrieran de oro puro. El trono tenía sujetos a él seis escalones y un estrado de oro, y brazos a cada lado del asiento, junto a los cuales había dos leones en pie. Había también doce leones en pie, uno a cada lado de los seis escalones. ¡Jamás se había construido en ningún otro reino nada semejante! Además, todas las copas del rey eran de oro, lo mismo que toda la vajilla del palacio “Bosque del Líbano” (no había nada de plata, porque en tiempos de Salomón no era muy apreciada), ya que los barcos del rey iban a Tarsis con los hombres al servicio de Hiram, y llegaban una vez cada tres años, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales. El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. Todos los reyes del mundo querían verle y escuchar la sabiduría que Dios le había dado, y todos le llevaban cada año un regalo: objetos de plata y de oro, capas, armas, sustancias aromáticas, caballos y mulas. Salomón tenía cuatro mil caballerizas para sus caballos y sus carros, y doce mil jinetes, los cuales destinó a los cuarteles de carros de combate y a la guardia real en Jerusalén. Y Salomón fue soberano sobre todos los reyes que había desde el río Éufrates hasta el país filisteo y hasta la frontera de Egipto. El rey hizo que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras; y que abundara el cedro como las higueras silvestres en la llanura. Los caballos para Salomón eran traídos de Muzri y de todos los demás países.

2 CRÓNICAS 9:13-28 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

La cantidad de oro que Salomón recibía anualmente llegaba a los veintidós mil kilos, sin contar los impuestos que pagaban los mercaderes y comerciantes. También los reyes de Arabia y los gobernadores del país le llevaban oro y plata a Salomón. El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido, en cada uno de los cuales se emplearon seis kilos y medio de oro. Hizo además trescientos escudos más pequeños, también de oro batido, empleando en cada uno de ellos tres kilos de oro. Estos escudos los puso el rey en el palacio llamado «Bosque del Líbano». El rey hizo también un gran trono de marfil, recubierto de oro puro. El trono tenía seis peldaños, un estrado de oro, brazos a cada lado del asiento, dos leones de pie junto a los brazos y doce leones de pie sobre los seis peldaños, uno en cada extremo. En ningún otro reino se había hecho algo semejante. Todas las copas del rey Salomón y toda la vajilla del palacio «Bosque del Líbano» eran de oro puro. Nada estaba hecho de plata, pues en tiempos de Salomón la plata era poco apreciada. Cada tres años, la flota comercial del rey, que era tripulada por los oficiales de Hiram, regresaba de Tarsis trayendo oro, plata y marfil, monos y mandriles. Tanto en riquezas como en sabiduría, el rey Salomón sobrepasó a los demás reyes de la tierra. Todos ellos procuraban visitarlo para oír la sabiduría que Dios le había dado, y año tras año le llevaban regalos: artículos de plata y de oro, vestidos, armas y perfumes, y caballos y mulas. Salomón tenía cuatro mil establos para sus caballos y sus carros de combate, y doce mil caballos que mantenía en las caballerizas y también en su palacio en Jerusalén. El rey Salomón extendió su dominio sobre todos los reyes, desde el río Éufrates hasta Filistea y la frontera de Egipto. Hizo que en Jerusalén la plata fuera tan común y corriente como las piedras, y el cedro tan abundante como las higueras de la llanura. Sus caballos eran importados de Egipto y de todos los otros países.