2 CRÓNICAS 13:10-18
2 CRÓNICAS 13:10-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pero en cuanto a nosotros, el Señor es nuestro Dios y no lo hemos dejado; los sacerdotes que ministran delante del Señor son los hijos de Aarón, y los que están en la obra son levitas, los cuales queman para el Señor los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelabro de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza del Señor, nuestro Dios, a quien vosotros habéis abandonado. Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Hijos de Israel, no peleéis contra el Señor, el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis. Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para atacarlos por la espalda; de modo que atacaron a Judá tanto de frente como por detrás. Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los atacaban por el frente y por la espalda; por lo que clamaron al Señor, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas. Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y al alzar ellos el grito de guerra, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. Huyeron los hijos de Israel delante de Judá y Dios los entregó en sus manos. Abías y su gente hicieron una gran matanza; cayeron heridos quinientos mil hombres escogidos de Israel. Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, mientras los hijos de Judá prevalecían, porque se apoyaban en el Señor, el Dios de sus padres.
2 CRÓNICAS 13:10-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Para nosotros, en cambio, el Señor es nuestro Dios y no lo hemos abandonado; los sacerdotes que lo sirven son descendientes de Aarón y los levitas, los encargados del culto; y ofrecen al Señor los sacrificios matutinos y vespertinos, el incienso perfumado, preparan los panes de la ofrenda sobre la mesa y encienden cada tarde el candelabro de oro con sus lámparas; pues nosotros guardamos las prescripciones del Señor nuestro Dios, al que vosotros habéis abandonado. Sabed que nuestro Dios viene con nosotros en cabeza y sus sacerdotes tienen las trompetas preparadas para dar el toque de guerra contra vosotros. Así que, israelitas, no luchéis contra el Señor, Dios de vuestros antepasados, porque no venceréis. Jeroboán tendió una emboscada para atacarles por la espalda, de modo que ellos quedaban frente a Judá y la emboscada por detrás. Cuando los judíos se volvieron y se dieron cuenta de que les presentaban batalla de frente y por detrás, clamaron al Señor mientras los sacerdotes hacían sonar las trompetas y los hombres de Judá lanzaban el grito de guerra. Cuando los hombres de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios derrotó a Jeroboán y a todo Israel ante Abías y Judá. Los israelitas huyeron ante Judá y Dios los entregó en su poder. Abías y su ejército les infligieron una gran derrota, pues Israel sufrió quinientas mil bajas. En aquella ocasión los israelitas quedaron humillados, mientras que los judíos vencieron por haberse apoyado en el Señor, Dios de sus antepasados.
2 CRÓNICAS 13:10-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Para nosotros, en cambio, nuestro Dios es el Señor, y no lo hemos abandonado. Los sacerdotes que están al servicio del Señor son descendientes de Aarón, y los que se encargan del servicio son los levitas. Ellos ofrecen al Señor, mañana y tarde, holocaustos e incienso; presentan en una mesa ritualmente pura el pan consagrado al Señor, y encienden todas las tardes las lámparas que arden en el candelabro de oro. Porque nosotros cumplimos las disposiciones del Señor nuestro Dios, mientras que vosotros le habéis abandonado. Tened en cuenta, pues, que al frente de nosotros están Dios y sus sacerdotes, y que están listas las trompetas para dar el toque de guerra contra vosotros. Por consiguiente, israelitas, no peleéis contra el Señor, el Dios de vuestros antepasados, porque no venceréis.” Jeroboam había ordenado que sus tropas de retaguardia dieran un rodeo y atacaran por la espalda, de modo que el grueso del ejército de Jeroboam quedó frente al de Judá, mientras que la retaguardia atacaba por detrás. Cuando los de Judá miraron atrás, se dieron cuenta de que los atacaban por el frente y por la espalda. Entonces invocaron al Señor y los sacerdotes tocaron las trompetas. Y cuando los de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios derrotó a Jeroboam y a todo Israel frente a Abiam y Judá. Los israelitas huyeron de los de Judá, porque Dios los entregó en sus manos. Abiam y su gente les hicieron una gran matanza, en la que cayeron quinientos mil soldados escogidos de Israel. Así los israelitas fueron humillados en aquel tiempo, mientras que los de Judá se mostraron fuertes porque se apoyaron en el Señor, Dios de sus antepasados.
2 CRÓNICAS 13:10-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»Nosotros, en cambio, no hemos abandonado al SEÑOR, porque él es nuestro Dios. Los descendientes de Aarón siguen siendo nuestros sacerdotes que sirven al SEÑOR, y los levitas son los encargados del culto. Todos los días, por la mañana y por la tarde, ofrecen al SEÑOR los holocaustos y queman el incienso; además, todas las tardes colocan el pan consagrado sobre la mesa de oro puro, y encienden las lámparas del candelabro de oro. Daos cuenta de que nosotros sí mantenemos el culto al SEÑOR nuestro Dios, a quien vosotros habéis abandonado. Así que Dios, con sus sacerdotes, va al frente de nosotros. ¡Las trompetas están listas para dar la orden de ataque contra vosotros! ¡Israelitas, no peleéis contra el SEÑOR, Dios de vuestros antepasados, pues no podréis vencerlo!» Para tenderle una emboscada a Abías, Jeroboán situó parte de sus tropas detrás del ejército de Judá, mientras que al resto de sus tropas lo mandó al frente. Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los israelitas los atacaban también por la retaguardia. Entonces clamaron al SEÑOR, y los sacerdotes tocaron las trompetas. En el momento en que los de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios derrotó a Jeroboán y a los israelitas, dándoles la victoria a Abías y Judá. Los israelitas intentaron huir, pero Dios los entregó al poder de Judá. Abías y su ejército les ocasionaron una gran derrota, matando a quinientos mil soldados selectos de Israel. En esa ocasión fueron humillados los israelitas, mientras que los de Judá salieron victoriosos porque confiaron en el SEÑOR, Dios de sus antepasados.