1 TIMOTEO 1:12-20
1 TIMOTEO 1:12-20 Reina Valera 2020 (RV2020)
Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me fortaleció, porque me consideró fiel y me puso en el ministerio, aún y cuando antes yo había sido blasfemo, perseguidor e injuriador. Sin embargo, hallé misericordia, porque lo hice debido a mi ignorancia y falta de fe. Y la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Esto que digo es muy cierto y digno de ser aceptado por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Por eso hallé misericordia, para que Jesucristo mostrara primero en mí toda su clemencia y así ser ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Timoteo, hijo mío, este es el mandato que te encargo de acuerdo con las palabras proféticas que fueron pronunciadas sobre ti: que apoyado en ellas pelees la buena batalla, y mantengas la fe y la buena conciencia. Por desecharla, algunos naufragaron en cuanto a la fe; entre ellos están Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.
1 TIMOTEO 1:12-20 La Palabra (versión española) (BLP)
Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me ha sostenido con su fuerza y se ha fiado de mí, confiándome este ministerio. Y eso que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia. Pero como estaba sin fe y no sabía lo que hacía, Dios nuestro Señor tuvo misericordia de mí y me colmó de su gracia junto con la fe y el amor que me une a Cristo Jesús. Es esta una palabra digna de crédito y que debe aceptarse sin reservas, a saber, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. Precisamente por eso, Dios me ha tratado con misericordia, de manera que Cristo Jesús ha puesto de manifiesto su generosidad conmigo antes que con nadie, para ejemplo de quienes, creyendo en él, alcanzarán la vida eterna. Al que es rey de los siglos, al Dios inmortal, invisible y único, honor y gloria por siempre y para siempre. Amén. Timoteo, hijo mío, este es el encargo que te hago de acuerdo con las palabras proféticas que fueron pronunciadas sobre ti: estimulado por ellas, entrégate a este noble combate, conserva la fe y mantén limpia la conciencia. Por descuidarla, algunos naufragaron en la fe; entre ellos están Himeneo y Alejandro a quienes he entregado al poder de Satanás a ver si aprenden a no injuriar a Dios.
1 TIMOTEO 1:12-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, que me ha dado fuerzas, porque me ha considerado fiel y me ha puesto a su servicio. Y eso que yo antes le ofendía con mis palabras, le perseguía y le insultaba. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque yo todavía no era creyente y no sabía lo que hacía. Y así nuestro Señor derramó abundantemente su gracia sobre mí, y me dio la fe y el amor que tenemos por nuestra unión con Cristo Jesús. Esto es muy cierto y todos deben creerlo: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Por eso, Dios tuvo misericordia de mí, para que Jesucristo mostrara en mí el primero toda su paciencia. Así yo vine a ser ejemplo para aquellos que por creer en él obtendrán la vida eterna. ¡Honor y gloria por siempre al Rey eterno, al inmortal, invisible y único Dios! Amén. Timoteo, hijo mío, te doy este encargo para que pelees la buena batalla con fe y buena conciencia, conforme a lo que antes dijeron los hermanos que hablaron de ti en nombre de Dios. Algunos, por no haber hecho caso a su conciencia, han fracasado en su fe. Esto les ha pasado a Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás para que aprendan a no ofender a Dios con sus palabras.
1 TIMOTEO 1:12-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Doy gracias al que me fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me consideró digno de confianza al ponerme a su servicio. Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia. Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús. Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así llego a servir de ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna. Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla y mantengas la fe y una buena conciencia. Por no hacerle caso a su conciencia, algunos han naufragado en la fe. Entre ellos están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar.