1 TESALONICENSES 4:3-7
1 TESALONICENSES 4:3-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
La voluntad de Dios es que viváis santamente, que os apartéis de la inmoralidad sexual; que cada uno de vosotros sepa tener su propio cuerpo en santidad y honor, y no en pasiones desordenadas, como los gentiles que no conocen a Dios. Que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano, porque el Señor toma venganza de todo esto, como ya os hemos dicho y repetido. Pues Dios, no nos ha llamado a vivir en la inmundicia, sino a vivir en santidad.
1 TESALONICENSES 4:3-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Dios, en efecto, quiere que viváis como consagrados a él, que os abstengáis de acciones deshonestas y que cada uno de vosotros sepa vivir con su mujer santa y decorosamente, sin que os arrastre la pasión, como arrastra a los paganos que no conocen a Dios. Y que nadie en este asunto atropelle o conculque los derechos de su hermano porque, como ya os dijimos e insistimos en su día, el Señor hará justicia de todas estas cosas. Pues no os ha llamado Dios a vivir en la impureza, sino como consagrados a él.
1 TESALONICENSES 4:3-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Dios quiere que viváis en santidad, que nadie cometa inmoralidades sexuales y que cada uno sepa portarse con su propia esposa de una manera santa y respetuosa, no con pasión y malos deseos como las gentes que no conocen a Dios. Que nadie abuse ni engañe en este asunto a su hermano, porque el Señor castiga duramente todas esas cosas, como ya os hemos advertido. Dios no nos ha llamado a vivir en impureza, sino en santidad.
1 TESALONICENSES 4:3-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
La voluntad de Dios es que seáis santificados; que os apartéis de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejaros llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios; y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya os hemos dicho y advertido. Dios no nos llamó a la impureza, sino a la santidad