1 SAMUEL 30:21-31
1 SAMUEL 30:21-31 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando David llegó adonde estaban los doscientos hombres que por desfallecimiento no habían podido acompañarlo y se habían quedado en el arroyo de Besor, estos salieron a recibir a David y a la gente. David se acercó a ellos y los saludó. Pero algunos de los que habían acompañado a David, gente desalmada y ruin, dijeron: —Como no han venido con nosotros, no tendrán parte del botín recuperado. Que cada cual tome a su mujer y a sus hijos y se marche. Pero David replicó: —No podéis hacer eso, hermanos, pues ha sido el Señor quien nos lo ha dado; él nos ha protegido y nos ha entregado la banda que nos había atacado. Nadie tendrá en cuenta vuestro parecer en este asunto, y tanto el que entra en combate como el que guarda el equipaje, tendrá la misma parte. Y desde aquel día hasta el presente esto ha sido norma y costumbre en Israel. Cuando David llegó a Siclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá, compatriotas suyos, con estas palabras: —Aquí tenéis un regalo del botín capturado a los enemigos del Señor. Lo mismo hizo con los de Betul, con los de Ramot Négueb y con los de Jatir; con los de Aroer, los de Sifemot, los de Estemoa y los de Racal; así como con las ciudades de Jerajmel y las ciudades quenitas; con los de Jormá, Borasán, Atac, Hebrón y con todos los lugares por donde habían estado David y sus hombres.
1 SAMUEL 30:21-31 Reina Valera 2020 (RV2020)
Llegó David adonde estaban los doscientos hombres que, muy cansados para seguirlo, se habían quedado en el torrente de Besor; y ellos salieron a recibir a David y al pueblo que con él estaba. Cuando David llegó, saludó a la gente en paz. Pero todos los malos y perversos que había entre los que iban con David, se pusieron a decir: —Puesto que no han ido con nosotros, no les daremos del botín que hemos recuperado; que cada uno tome a su mujer y a sus hijos y se vaya. Pero David dijo: —No hagáis eso, hermanos míos, con lo que nos ha dado el Señor. Nos ha guardado y ha entregado en nuestras manos a los salteadores que nos atacaron. ¿Quién os dará razón en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que se queda cuidando el bagaje; les tocará por igual. Desde aquel día en adelante fue esto ley y norma en Israel, hasta hoy. Cuando David llegó a Siclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá, sus amigos, y les dijo: —Aquí tenéis un presente para vosotros del botín tomado a los enemigos del Señor. Se lo envió a los de Bet-el, Ramot del Neguev, Jatir, Aroer, Sifmot, Estemoa, Racal, a las ciudades de Jerameel, a las ciudades del ceneo, a los de Horma, Corasán, Atac, Hebrón, y a todos los lugares donde David había estado con sus hombres.
1 SAMUEL 30:21-31 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando David llegó adonde estaban los doscientos hombres que por desfallecimiento no habían podido acompañarlo y se habían quedado en el arroyo de Besor, estos salieron a recibir a David y a la gente. David se acercó a ellos y los saludó. Pero algunos de los que habían acompañado a David, gente desalmada y ruin, dijeron: —Como no han venido con nosotros, no tendrán parte del botín recuperado. Que cada cual tome a su mujer y a sus hijos y se marche. Pero David replicó: —No podéis hacer eso, hermanos, pues ha sido el Señor quien nos lo ha dado; él nos ha protegido y nos ha entregado la banda que nos había atacado. Nadie tendrá en cuenta vuestro parecer en este asunto, y tanto el que entra en combate como el que guarda el equipaje, tendrá la misma parte. Y desde aquel día hasta el presente esto ha sido norma y costumbre en Israel. Cuando David llegó a Siclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá, compatriotas suyos, con estas palabras: —Aquí tenéis un regalo del botín capturado a los enemigos del Señor. Lo mismo hizo con los de Betul, con los de Ramot Négueb y con los de Jatir; con los de Aroer, los de Sifemot, los de Estemoa y los de Racal; así como con las ciudades de Jerajmel y las ciudades quenitas; con los de Jormá, Borasán, Atac, Hebrón y con todos los lugares por donde habían estado David y sus hombres.
1 SAMUEL 30:21-31 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando David llegó adonde se encontraban los doscientos hombres que por estar demasiado cansados no le habían acompañado, sino que se habían quedado en el arroyo Besor, salieron ellos a recibirle a él y a sus acompañantes. David se acercó a ellos y los saludó. Pero algunos de sus hombres, que eran gente malvada y perversa, protestaron y dijeron que a quienes no habían ido con ellos no se les debía dar nada de lo que ellos habían obtenido, excepto sus mujeres e hijos, y que deberían irse después de recuperarlos. Sin embargo, David dijo: –No hagáis eso, amigos míos, después de todo lo que el Señor nos ha dado, y de que nos ha conservado la vida y ha puesto en nuestras manos a esa banda de ladrones que nos había atacado. En este caso nadie va a daros la razón, porque en el reparto lo mismo toca a los que se quedan cuidando el bagaje que a los que van a la batalla. (Desde entonces, y hasta el presente, esta ha sido la práctica general en Israel). Cuando David llegó a Siclag, envió a sus amigos, los ancianos de Judá, una parte de lo que le había quitado al enemigo, junto con este mensaje: “Aquí tenéis este regalo, que es parte de lo que quité a los enemigos del Señor.” Y envió regalos a los que estaban en Betel, en Ramot del Négueb, en Jatir, en Aroer, en Sifmot, en Estemoa y en Racal, y también a los que estaban en las ciudades de Jerahmeel, en las ciudades de los quenitas, y en Hormá, en Corasán, en Atac, en Hebrón y en todos los lugares por donde él y sus hombres habían andado.
1 SAMUEL 30:21-31 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Luego David regresó al arroyo de Besor, donde se habían quedado los doscientos hombres que estaban demasiado cansados para seguirlo. Ellos salieron al encuentro de David y su gente, y David, por su parte, se acercó para saludarlos. Pero entre los que acompañaban a David había gente mala y perversa que dijo: ―Estos no vinieron con nosotros, así que no vamos a darles nada del botín que recobramos. Que tome cada uno a su esposa y a sus hijos, y que se vaya. ―No hagáis eso, mis hermanos —les respondió David—. Fue el SEÑOR quien nos lo dio todo, y quien nos protegió y puso en nuestras manos a esa banda de maleantes que nos había atacado. ¿Quién va a estar de acuerdo con vosotros? Del botín participan tanto los que se quedan cuidando el bagaje como los que van a la batalla. Aquel día David estableció esa norma como ley en Israel, la cual sigue vigente hasta el día de hoy. Después de llegar a Siclag, David envió parte del botín a sus amigos que eran ancianos de Judá, con este mensaje: «Aquí tenéis un regalo del botín que rescatamos de los enemigos del SEÑOR». Recibieron ese regalo los ancianos de Betel, Ramot del Néguev, Jatir, Aroer, Sifmot, Estemoa, Racal, las ciudades de Jeramel, las ciudades quenitas de Jormá, Corasán, Atac y Hebrón, y los ancianos de todos los lugares donde David y sus hombres habían vivido.