1 SAMUEL 28:6-14
1 SAMUEL 28:6-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Consultó Saúl al Señor, pero el Señor no le respondió ni por sueños ni por el Urim ni por los profetas. Entonces Saúl dijo a sus criados: —Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que vaya a consultar por medio de ella. Sus criados le respondieron: —Aquí, en Endor, hay una mujer que tiene espíritu de adivinación. Se disfrazó Saúl con otras vestiduras y, acompañado por dos hombres, llegó de noche a aquella mujer y le dijo: —Te ruego que me adivines, por el espíritu de adivinación, y hagas venir a quien yo te diga. La mujer le respondió: —Bien sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha extirpado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, me pones esta trampa para hacerme morir? Entonces Saúl le juró por el Señor: —¡Vive el Señor, que ningún mal te sobrevendrá por esto! La mujer dijo: —¿A quién te haré venir? —Hazme venir a Samuel —respondió él. Al ver la mujer a Samuel, lanzó un grito y dijo a Saúl: —¿Por qué me has engañado?, pues tú eres Saúl. —No temas. ¿Qué has visto? —le respondió el rey. —He visto dioses que suben de la tierra —dijo la mujer a Saúl. —¿Cuál es su forma? —le preguntó él. —Un hombre anciano viene, cubierto de un manto —respondió ella. Comprendió Saúl que era Samuel, y cayó rostro en tierra, mientras hacía una gran reverencia.
1 SAMUEL 28:6-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por los sueños, ni por las suertes ni por los profetas. Finalmente dijo a sus servidores: —Buscadme una hechicera, para ir a consultarla. Sus servidores le contestaron: —En Endor vive una hechicera. Saúl se disfrazó cambiando de ropa y partió con dos hombres. Llegó de noche adonde vivía la mujer y le dijo: —Prepara tus hechizos y evócame a quien yo te diga. La mujer le respondió: —Ya sabes lo que ha hecho Saúl, que ha expulsado del país a hechiceros y nigromantes. ¿Es que quieres ponerme en peligro de muerte? Pero Saúl, jurando por Dios, le dijo: —¡Te juro por el Señor que no serás castigada por esto! La mujer le preguntó: —¿A quién quieres que te evoque? Y Saúl respondió: —Evócame a Samuel. Cuando la mujer vio a Samuel, pegó un grito y le dijo a Saúl: —¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl! El rey le dijo: —No tengas miedo. ¿Qué ves? La mujer le respondió: —Un espíritu que sale de la tierra. Saúl le preguntó: —¿Qué aspecto tiene? Ella le dijo: —El de un anciano vestido con un manto. Saúl comprendió entonces que se trataba de Samuel, se postró rostro en tierra e hizo una reverencia.
1 SAMUEL 28:6-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por sueños, ni por el Urim, ni por los profetas. Por eso ordenó a sus oficiales: –Buscad alguna mujer que invoque a los muertos, para que yo vaya a hacerle una consulta. Sus oficiales le respondieron: –En Endor hay una mujer que invoca a los muertos. Saúl se disfrazó, vistiéndose con otra ropa, y acompañado por dos hombres fue de noche a visitar a aquella mujer. Le dijo: –Te ruego que me adivines la suerte, y que hagas venir el espíritu de quien yo te diga. La mujer le respondió: –Tú sabes lo que ha hecho Saúl, que ha expulsado del país a los adivinos y a los que invocan a los muertos. ¿Por qué me metes en algo que me puede costar la vida? Pero Saúl, jurando por el Señor, le dijo: –Te juro por el Señor que no te pasará nada malo por esto. –¿A quién quieres que haga venir? –contestó la mujer. –Llámame a Samuel –dijo Saúl. De pronto la mujer vio a Samuel, y dio un grito; luego dijo a Saúl: –¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl! Pero el rey le dijo: –No tengas miedo. ¿Qué has visto? –Veo un dios que sube de la tierra –contestó la mujer. –¿Qué aspecto tiene? –preguntó Saúl. –Es un hombre anciano, vestido con una capa –respondió ella. Saúl comprendió en seguida que era Samuel, y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente.
1 SAMUEL 28:6-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por eso consultó al SEÑOR, pero él no le respondió ni en sueños, ni por el urim ni por los profetas. Por eso Saúl les ordenó a sus oficiales: ―Buscadme una adivina, para que yo vaya a consultarla. ―Pues hay una en Endor —le respondieron. Saúl se disfrazó con otra ropa y, acompañado de dos hombres, se fue de noche a ver a la mujer. ―Quiero que evoques a un espíritu —le pidió Saúl—. Haz que se me aparezca el que yo te diga. ―¿Acaso no sabes tú lo que ha hecho Saúl? —respondió la mujer—. ¡Ha expulsado del país a los adivinos y a los hechiceros! ¿Por qué vienes tú a tenderme una trampa y exponerme a la muerte? ―¡Tan cierto como que el SEÑOR vive, te juro que nadie te va a castigar por esto! —contestó Saúl. ―¿A quién deseas tú que yo haga aparecer? —preguntó la mujer. ―Evócame a Samuel —respondió Saúl. Al ver a Samuel, la mujer pegó un grito. ―¡Pero si tú eres Saúl! ¿Por qué me has engañado? —le recriminó. ―No tienes nada que temer —dijo el rey—. Dime lo que has visto. ―Veo un espíritu que sube de la tierra —respondió ella. ―¿Y qué aspecto tiene? ―El de un anciano, que sube envuelto en un manto. Al darse cuenta Saúl de que era Samuel, se postró rostro en tierra.