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1 SAMUEL 27:1-12

1 SAMUEL 27:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)

Dijo luego David en su corazón: —Cualquier día de estos voy a morir a manos de Saúl; por tanto, lo mejor será que me fugue a tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe más de mí y no prosiga en buscarme por todo el territorio de Israel; así escaparé de sus manos. Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que lo acompañaban se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat. Y vivió David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada cual con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam, la jezreelita, y Abigail, la que fue mujer de Nabal, el del Carmel. Saúl recibió la noticia de que David había huido a Gat, y no lo buscó más. David dijo a Aquis: —Si he hallado gracia ante tus ojos, haz que me den un lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues ¿por qué ha de vivir tu siervo contigo en la ciudad real? Aquel mismo día Aquis le asignó Siclag, por lo cual Siclag pertenece a los reyes de Judá hasta hoy. David habitó en la tierra de los filisteos durante un año y cuatro meses. David subía con sus hombres y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque estos habitaban desde hacía largo tiempo la región que se extiende, en dirección a Shur, hasta la tierra de Egipto. David asolaba el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; se llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y las ropas, y regresaba adonde estaba Aquis. Y cuando Aquis le preguntaba: —¿Dónde habéis incursionado hoy? David le respondía: —Por el Neguev de Judá (o «por el Neguev de Jerameel» o «por el Neguev de los ceneos»). Ni hombre ni mujer dejaba David llegar con vida a Gat, pues decía: «No sea que den aviso de nosotros y digan: Esto lo hizo David». Esta fue su costumbre todo el tiempo que vivió en la tierra de los filisteos. Pero Aquis confiaba en David, pues pensaba: «Él se ha hecho odioso a su pueblo Israel, y será mi siervo para siempre».

1 SAMUEL 27:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)

David se hizo el siguiente razonamiento: —Cualquier día de estos voy a sucumbir a manos de Saúl. Lo mejor que puedo hacer es huir al país de los filisteos. Así Saúl dejará de perseguirme por todo el territorio de Israel y podré escapar de sus manos. Luego David se puso en camino y, con los seiscientos hombres que tenía, se pasó a Aquís, hijo de Maón y rey de Gat. David se estableció con Aquís en Gat, junto con sus hombres, cada uno con su familia; llevó también consigo a sus dos mujeres: Ajinoán de Jezrael y Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel. Saúl fue informado de que David había huido a Gat y dejó de perseguirlo. Un día David dijo a Aquís: —Si merezco tu confianza, te ruego que me asignes un sitio en cualquiera de las aldeas del término, para que pueda instalarme allí; pues tu siervo no debe residir junto a ti en la ciudad real. Y aquel mismo día Aquís le asignó Siclag. Por eso Siclag ha pertenecido a los reyes de Judá hasta hoy. David permaneció en territorio filisteo durante un año y cuatro meses. David y sus hombres salían a saquear a los guesureos, guercitas y amalecitas, pues esos son los pueblos que habitaban desde siempre la región en dirección a Surá hasta el país de Egipto. David devastaba la región, sin dejar con vida a hombres ni mujeres; se llevaba ovejas, vacas, burros, camellos y ropas y regresaba junto a Aquís. Cuando Aquís le preguntaba: —¿Dónde habéis estado saqueando hoy? David le respondía: —En la región al sur de Judá. O bien: —En la región de los jerajmelitas. O bien: —En la región de los quenitas. David no llevaba a Gat ningún hombre o mujer con vida, para que no lo denunciasen por lo que hacía. Y esa fue su forma de actuar durante todo el tiempo que vivió en territorio filisteo. Aquís se fiaba de David, pensando que estaba enemistado con su pueblo, Israel, y que sería siempre su vasallo.

1 SAMUEL 27:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Sin embargo, David pensaba: “Tarde o temprano, Saúl me matará. Por eso, lo mejor que puedo hacer es huir al país filisteo para que Saúl me deje tranquilo y no me ande buscando por todo el territorio de Israel. De esta manera escaparé de sus manos.” Y así, David y los seiscientos hombres que le acompañaban emprendieron el camino para ponerse al servicio de Aquís, hijo de Maoc y rey de Gat. David y sus hombres vivieron en Gat, con Aquís, cada cual con su familia. David se llevó a sus dos mujeres: Ahinóam, la de Jezreel, y Abigail, la viuda de Nabal, el de Carmel. Cuando Saúl supo que David había huido a Gat, dejó de perseguirle. Y David dijo a Aquís: –Si Su Majestad tiene a bien favorecerme, le ruego que me conceda vivir en alguna de las ciudades del país, pues no está bien que este su servidor viva con Su Majestad en la capital del reino. Aquel mismo día, Aquís le dio la ciudad de Siclag. Por eso, hasta la fecha, Siclag es parte del reino de Judá. David vivió durante un año y cuatro meses en territorio filisteo. Y salía con sus hombres a saquear a los de Guesur, Guézer y Amalec, que habitaban en aquella región, desde Telaím, en la dirección de Sur, hasta Egipto. Atacaba aquella región y no dejaba vivo hombre ni mujer. Además, se llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y hasta la ropa. Después volvía adonde estaba Aquís, y este le preguntaba: “¿Dónde habéis saqueado hoy?” Y David le contestaba: “Al sur de Judá”, o “Al sur de Jerameel”, o “Al sur del territorio de los quenitas.” David no dejaba hombre ni mujer con vida, para evitar que fueran a Gat y dieran aviso de lo que él hacía. Todo el tiempo que vivió en tierra filistea lo hizo así. Y Aquís confiaba en David, y pensaba: “David se está volviendo odioso a Israel, y así será siempre mi servidor.”

1 SAMUEL 27:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Con todo, David pensaba: «Un día de estos voy a morir a manos de Saúl. Lo mejor que puedo hacer es huir a la tierra de los filisteos. Así Saúl se cansará de buscarme por el territorio de Israel, y podré escapar de sus manos». Acompañado de sus seiscientos hombres, David se puso en marcha y se trasladó a la tierra de Gat, donde reinaba Aquis hijo de Maoc. Tanto David como sus hombres se establecieron allí, y quedaron bajo la protección de Aquis. Cada hombre había llevado a su familia, y David tenía consigo a sus dos esposas, Ajinoán la jezrelita y Abigaíl de Carmel, la viuda de Nabal. En efecto, cuando Saúl se enteró de que David había huido a Gat, dejó de perseguirlo. David le dijo a Aquis: «Si en verdad cuento con tu favor, te ruego que me concedas algún pueblo en el campo, y allí viviré. No tiene ningún sentido que este tu siervo viva en la capital del reino». Aquel mismo día Aquis le dio la ciudad de Siclag, la cual hasta hoy pertenece a los reyes de Judá. David vivió en territorio filisteo un año y cuatro meses. Acostumbraba a salir en campaña con sus hombres para saquear a los guesureos, guirzitas y amalecitas, pueblos que durante mucho tiempo habían habitado la zona que se extiende hacia Sur y hasta el país de Egipto. Cada vez que David atacaba la región, no dejaba a nadie con vida, ni hombre ni mujer. Antes de regresar adonde estaba Aquis se apoderaba de las ovejas, vacas, asnos y camellos, y hasta de la ropa que vestían. Si Aquis le preguntaba: «¿Qué región saqueaste hoy?», David le respondía: «La del sur de Judá»; o bien: «La del sur de Jeramel»; o «La del sur, donde viven los quenitas». David no dejaba con vida ni a hombre ni a mujer, pues pensaba que si llevaba prisioneros a Gat lo denunciarían por lo que estaba haciendo. Este fue su patrón de conducta todo el tiempo que estuvo en territorio filisteo. Aquis, por su parte, confiaba en David y se decía: «David se está haciendo odioso a los israelitas, su propia gente. Sin duda me servirá para siempre».