1 SAMUEL 23:1-14
1 SAMUEL 23:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando informaron a David de que los filisteos estaban atacando Queilá y saqueando las eras, David consultó al Señor: —¿Puedo ir a atacar a esos filisteos? El Señor le respondió: —Sí, derrota a los filisteos y libera Queilá. Pero sus hombres le dijeron: —Mira, si aquí en Judá vivimos atemorizados, cuánto más si vamos a Queilá a luchar contra las huestes filisteas. David volvió a consultar al Señor, y el Señor le respondió: —Marcha hacia Queilá, porque voy a poner a los filisteos en tus manos. Entonces David y sus hombres marcharon hacia Queilá, atacaron a los filisteos, les infligieron una dura derrota y se llevaron sus ganados. Así salvó David a los habitantes de Queilá. Mientras tanto Abiatar, el hijo de Ajimélec, había huido refugiándose junto a David en Queilá y llevando consigo el efod. Informaron a Saúl de que David había ido a Queilá y dijo: —Dios lo ha puesto en mis manos, pues al meterse en una ciudad con puertas y cerrojos ha quedado encerrado. Entonces Saúl movilizó a toda la gente a la lucha para bajar a Queilá y sitiar a David y a sus hombres. Cuando David se enteró de que Saúl tramaba su desgracia, ordenó al sacerdote Abiatar: —Tráete el efod. Y David dijo: —Señor, Dios de Israel, tu siervo ha oído que Saúl se propone venir a Queilá y destruir la ciudad por mi causa. ¿Me entregarán en su poder los nobles de la ciudad? ¿Bajará Saúl como tu siervo ha oído? Señor, Dios de Israel, responde a tu siervo. El Señor respondió: —Sí, bajará. David insistió: —¿Nos entregarán los nobles de Queilá a mí y a mis hombres en poder de Saúl? Y el Señor respondió: —Sí, os entregarán. Entonces David y sus hombres, unos seiscientos, partieron de Queilá y anduvieron errantes y sin rumbo. Se enteró Saúl de que David había escapado de Queilá y suspendió la expedición. David se estableció en los refugios del desierto y vivió en los montes del desierto de Zif. Durante todo ese tiempo Saúl lo estuvo buscando, pero Dios lo libró de sus manos.
1 SAMUEL 23:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dieron aviso a David: —Los filisteos están combatiendo contra Keila y roban las eras. Entonces David consultó al Señor: —¿Iré a atacar a estos filisteos? El Señor respondió a David: —Ve, ataca a los filisteos y libra a Keila. Pero los que estaban con David le dijeron: —Mira, nosotros aquí en Judá tenemos miedo; ¿cuánto más si vamos a Keila contra el ejército de los filisteos? David volvió a consultar al Señor. Y el Señor le respondió: —Levántate, desciende a Keila, pues yo entregaré en tus manos a los filisteos. Fue, pues, David con sus hombres a Keila y peleó contra los filisteos; se llevó sus ganados, les causó una gran derrota y libró David a los de Keila. Aconteció que Abiatar hijo de Ahimelec, que se había refugiado junto a David, descendió a Keila con el efod en su mano. Y le avisaron a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: —Dios lo ha entregado en mis manos, pues él mismo se ha encerrado al entrar en una ciudad con puertas y cerraduras. Saúl convocó a todo el pueblo a la batalla para descender a Keila y poner sitio a David y a sus hombres. Pero al saber David que Saúl tramaba algo malo contra él, dijo al sacerdote Abiatar: —Trae el efod. Luego dijo: —Señor, Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl intenta venir a Keila para destruir la ciudad por mi causa. ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como ha oído tu siervo? Señor, Dios de Israel, te ruego que lo hagas saber a tu siervo. El Señor dijo: —Sí, descenderá. Dijo luego David: —¿Me entregarán los vecinos de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? El Señor respondió: —Os entregarán. Entonces David partió con sus hombres, que eran como seiscientos, salieron de Keila y anduvieron de un lugar a otro. Llegó a Saúl la noticia de que David se había escapado de Keila y desistió de salir. David se quedó en el desierto, en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif. Lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
1 SAMUEL 23:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Un día, los filisteos atacaron la ciudad de Queilá y robaron el trigo recién trillado. Cuando le contaron esto a David, fue y consultó al Señor. Le preguntó: –¿Me permites ir a luchar contra esos filisteos? El Señor le respondió: –Sí, combátelos y libera la ciudad de Queilá. Pero los hombres de David le dijeron: –Si estando aquí en Judá tenemos miedo, ¡con más razón lo tendremos si vamos a Queilá a luchar contra el ejército filisteo! Entonces David consultó de nuevo al Señor, y el Señor le contestó: –Emprende la marcha a Queilá, pues yo pondré en tus manos a los filisteos. David y sus hombres se pusieron en marcha hacia Queilá, y allí lucharon contra los filisteos, los derrotaron por completo y se apoderaron de sus ganados. De esa manera salvó David a los habitantes de Queilá. Mientras tanto, Abiatar, el hijo de Ahimélec, había huido con la intención de unirse a David en Queilá, llevándose consigo el efod. Por otra parte, a Saúl le habían informado de que David estaba en Queilá, y pensó: “Dios lo ha puesto en mis manos, porque al haberse metido en la ciudad ha quedado encerrado tras sus puertas y cerrojos.” En seguida, Saúl mandó llamar a todo su ejército con el fin de dirigirse a Queilá y sitiar a David y a sus hombres. Pero al saber David que Saúl pensaba atacarle, ordenó al sacerdote Abiatar que le trajera el efod para consultar al Señor. Y dijo David: –Señor y Dios de Israel, este siervo tuyo sabe que Saúl se propone venir a Queilá y destruirla por causa mía. ¿Vendrá Saúl a buscarme, según he sabido? ¿Me entregarán a él los habitantes de Queilá? ¡Señor y Dios de Israel, este siervo tuyo te ruega que se lo digas! El Señor contestó: –Saúl vendrá. Entonces David preguntó: –¿Nos entregarán los habitantes de Queilá, a mí y a mis hombres, en poder de Saúl? Y el Señor respondió: –Os entregarán. Entonces David y sus hombres, que eran alrededor de seiscientos, salieron de Queilá y anduvieron sin rumbo fijo. Y cuando le llegó a Saúl la noticia de que David había escapado de Queilá, ya no hizo nada por perseguirlo. Así David se quedó a vivir en unas fortalezas que había en un monte del desierto de Zif, y aunque Saúl lo buscaba todos los días, Dios no lo puso en sus manos.
1 SAMUEL 23:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Los filisteos atacaron la ciudad de Queilá y saquearon los graneros. Cuando David se enteró de lo sucedido, consultó al SEÑOR: ―¿Debo ir a luchar contra los filisteos? ―Ve —respondió el SEÑOR—, lucha contra los filisteos y libera a Queilá. Pero los soldados le dijeron a David: ―Si aun aquí en Judá vivimos con miedo, ¡cuánto más si vamos a Queilá para atacar al ejército filisteo! David volvió a consultar al SEÑOR, y él le respondió: ―Ponte en camino y ve a Queilá, que voy a entregar en tus manos a los filisteos. Así que David y sus hombres fueron allí y lucharon contra los filisteos, derrotándolos por completo. David se apoderó de los ganados de los filisteos y rescató a los habitantes de la ciudad. Ahora bien, cuando Abiatar hijo de Ajimélec huyó a Queilá para refugiarse con David, se llevó consigo el efod. Cuando le contaron a Saúl que David había ido a Queilá, exclamó: «¡Dios me lo ha entregado! David se ha metido en una ciudad con puertas y cerrojos, y no tiene escapatoria». Entonces convocó a todo su ejército para ir a combatir a David y a sus hombres, y sitiar la ciudad de Queilá. David se enteró de que Saúl tramaba su destrucción. Por tanto, le ordenó a Abiatar que le llevara el efod. Luego David oró: ―Oh SEÑOR, Dios de Israel, yo, tu siervo, sé muy bien que por mi culpa Saúl se propone venir a Queilá para destruirla. ¿Me entregarán los habitantes de esta ciudad en manos de Saúl? ¿Es verdad que Saúl vendrá, según me han dicho? Yo te ruego, SEÑOR, Dios de Israel, que me lo hagas saber. ―Sí, vendrá —le respondió el SEÑOR. David volvió a preguntarle: ―¿Nos entregarán los habitantes de Queilá a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y el SEÑOR le contestó: ―Sí, os entregarán. Entonces David y sus hombres, que eran como seiscientos, se fueron de Queilá y anduvieron de un lugar a otro. Cuando le contaron a Saúl que David se había ido de Queilá, decidió suspender la campaña. David se estableció en los refugios del desierto, en los áridos cerros de Zif. Día tras día, Saúl lo buscaba, pero Dios no lo entregó en sus manos.