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1 SAMUEL 21:1-8

1 SAMUEL 21:1-8 Reina Valera 2020 (RV2020)

Vino David a Nob, adonde estaba el sacerdote Ahimelec, quien salió a su encuentro, sorprendido, y le preguntó: —¿Por qué estás tú solo, sin nadie que te acompañe? Respondió David al sacerdote Ahimelec: —El rey me encomendó un asunto, y me dijo: «Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y de lo que te he encomendado». He citado a los criados en cierto lugar. Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. El sacerdote respondió a David: —No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si es que los criados se han guardado al menos de relaciones con mujeres. David respondió al sacerdote: —En verdad, las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los cuerpos de los jóvenes estaban puros, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán puros hoy sus cuerpos? Así que el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, que habían sido retirados de la presencia del Señor, para colocar panes calientes en su lugar. Y estaba allí aquel día, pues había tenido que quedarse delante del Señor, uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, el edomita, el principal de los pastores de Saúl. David dijo a Ahimelec: —¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Porque no he traído ni mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante.

1 SAMUEL 21:1-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

David se dirigió a Nob, a ver al sacerdote Ahimélec, que salió sorprendido a su encuentro y le preguntó: –¿Cómo es que vienes solo, sin que nadie te acompañe? David le contestó: –El rey me ha ordenado atender un asunto, y me ha dicho que nadie debía saber para qué me ha enviado ni cuáles son las órdenes que traigo. En cuanto a los hombres bajo mis órdenes, los he citado en cierto lugar. A propósito, ¿qué provisiones tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que encuentres. El sacerdote le contestó: –El pan que tengo a mano no es pan común y corriente, sino que está consagrado. Pero te lo daré, si tus hombres se han mantenido alejados de mujeres. David le respondió con firmeza: –Como siempre que salimos a campaña, hemos estado alejados de mujeres. Y aunque este es un viaje ordinario, ya mis hombres estaban limpios cuando salimos, así que con más razón lo han de estar ahora. Entonces el sacerdote le entregó el pan consagrado, pues allí no había más que los panes que se consagran al Señor y que aquel mismo día se habían quitado del altar para sustituirlos por pan caliente. En aquella ocasión estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario. Era un edomita llamado Doeg, jefe de los pastores de Saúl. David dijo a Ahimélec: –¿Tienes a mano una lanza o una espada? Pues era tan urgente la orden del rey que no tuve tiempo de tomar mi espada ni mis otras armas.

1 SAMUEL 21:1-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Cuando David llegó a Nob, fue a ver al sacerdote Ajimélec, quien, al encontrarse con David, se puso nervioso. ―¿Por qué vienes solo? —le preguntó—. ¿Cómo es que nadie te acompaña? David le respondió: ―Vengo por orden del rey, pero nadie debe saber a qué me ha enviado ni cuál es esa orden. En cuanto a mis hombres, ya les he indicado dónde encontrarnos. ¿Qué provisiones tienes a mano? Dame unos cinco panes, o algo más que tengas. ―No tengo a mano pan común y corriente —le contestó el sacerdote—. Podría darte el pan consagrado, si es que tus hombres se han abstenido por lo menos de estar con mujeres. David respondió: ―Te aseguro que, como es la costumbre cuando salimos en una expedición, no hemos tenido contacto con mujeres. Además, mis hombres se consagran incluso en expediciones ordinarias, así que con más razón están consagrados ahora. Por tanto, el sacerdote le entregó a David el pan consagrado, ya que no había otro. Era el pan de la Presencia que había sido quitado de delante del SEÑOR y reemplazado por el pan caliente del día. Aquel día estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario del SEÑOR. Se trataba de un edomita llamado Doeg, que era jefe de los pastores de Saúl. Más tarde, David le preguntó a Ajimélec: ―¿No tienes a mano una lanza o una espada? Tan urgente era el encargo del rey que no alcancé a tomar mi espada ni mis otras armas.