1 SAMUEL 10:1-16
1 SAMUEL 10:1-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Tomó entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó, y le dijo: —¿No te ha ungido el Señor por príncipe sobre su pueblo Israel? Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en Selsa, en el territorio de Benjamín, que te dirán: «Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, y dice: ¿Qué haré acerca de mi hijo?». Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios, en Bet-el, uno con tres cabritos, otro con tres tortas de pan y el tercero con una vasija de vino. Luego que te hayan saludado, te darán dos panes, que tú tomarás de su mano. Después de esto, llegarás al collado de Dios, donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres en la ciudad, encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, precedidos de salterio, pandero, flauta y arpa, mientras profetizan. Entonces, el espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Cuando se te hayan cumplido estas señales, haz lo que te parezca bien, porque Dios estará contigo. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo junto a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo vaya a tu encuentro y te enseñe lo que has de hacer. Aconteció luego, que apenas volvió él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios el corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Cuando llegaron allá al collado, la compañía de los profetas les salió al encuentro. Entonces el espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. Todos los que lo conocían de antes, al verle que profetizaba con los profetas, se decían unos a otros: —¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también está entre los profetas? Y alguno de allí preguntó: —¿Y quién es el padre de estos? Por esta causa se hizo proverbial la expresión: «¿También Saúl entre los profetas?». Cuando cesó de profetizar, llegó al lugar alto. Un tío de Saúl les dijo a él y a su criado: —¿A dónde fuisteis? Él respondió: —A buscar las asnas; y como vimos que no aparecían, acudimos a Samuel. Dijo el tío de Saúl: —Te ruego que me cuentes qué os dijo Samuel. Saúl respondió a su tío: —Nos declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Pero del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le contó nada.
1 SAMUEL 10:1-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces Samuel tomó la aceitera, la derramó sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: —El Señor te unge como jefe de su pueblo. Hoy mismo, cuando te separes de mí, encontrarás junto a la tumba de Raquel, en territorio de Benjamín, en Selsaj, a dos hombres que te dirán: «Han aparecido las asnas que saliste a buscar; pero ahora tu padre, que se ha olvidado del asunto de las asnas, está preocupado por vosotros y preguntándose qué podría hacer por su hijo». Sigue adelante y cuando llegues a la encina del Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Betel a dar culto a Dios, uno con tres cabritos, otro con tres panes y el otro con un pellejo de vino. Ellos te saludarán, te ofrecerán dos panes y tú se los aceptarás. Luego llegarás a Guibeá de Dios donde está el destacamento filisteo y, al entrar en la ciudad, te tropezarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en trance profético, precedidos de arpas, tambores, flautas y cítaras. Entonces te invadirá el espíritu de Dios que te transformará en otra persona, y profetizarás con ellos. Cuando te hayan ocurrido estas señales, actúa como quieras, porque Dios está contigo. Luego desciende a Guilgal antes de que yo lo haga, pues también yo bajaré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión. Espera siete días hasta que me reúna contigo y te indique lo que tienes que hacer. En cuanto Saúl se dio la vuelta, despidiéndose de Samuel, Dios le cambió el corazón y aquel mismo día le ocurrieron todas estas señales. Cuando llegaron a Guibeá, les salió al encuentro un grupo de profetas. Entonces el espíritu de Dios invadió a Saúl y se puso a profetizar con ellos. Cuantos lo conocían de antes y lo veían ahora profetizando entre los profetas comentaban entre sí: —¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿También Saúl se ha hecho profeta? Y uno de ellos añadió: —¡A saber de quién serán esos! (De ahí viene el dicho: «¿También Saúl se ha hecho profeta?»). Cuando acabó de profetizar, Saúl volvió a su casa. Su tío les preguntó a él y a su criado: —¿Dónde habéis ido? Y él contestó: —A buscar las asnas; pero como no aparecían, fuimos a ver a Samuel. Su tío le dijo: —Cuéntame qué os ha dicho Samuel. Respondió: —Nos aseguró que las asnas habían aparecido. Pero no le mencionó nada del asunto de la realeza del que le había hablado Samuel.
1 SAMUEL 10:1-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces Samuel tomó un frasco de aceite, lo derramó sobre la cabeza de Saúl y le dijo: –El Señor te consagra hoy gobernante de Israel, su pueblo. Tú lo gobernarás y lo librarás de los enemigos que lo rodean. Y esta será la prueba de que el Señor te ha declarado gobernante de su pueblo: ahora que te separas de mí, encontrarás dos hombres cerca de la tumba de Raquel, en Selsah, en el territorio de Benjamín. Ellos te dirán que ya se han encontrado las asnas que buscabas, y que tu padre ya no está preocupado por ellas sino por vosotros, y se pregunta qué puede hacer por ti. Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor, saldrán a tu encuentro tres hombres que suben a Betel para adorar a Dios. Uno llevará tres chivos, otro tres panes y el tercero un odre de vino. Te saludarán y te ofrecerán dos panes. Acéptalos. Después llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas en trance, que bajan del santuario. Delante de ellos irá gente tocando salterios, panderos, flautas y arpas. Entonces el espíritu del Señor se apoderará de ti, y caerás en trance como ellos y te transformarás en otro hombre. Cuando te ocurran estas cosas, haz lo que creas conveniente, que Dios te ayudará. Y adelántate a Guilgal, donde yo me reuniré contigo más tarde para ofrecer holocaustos y sacrificios de reconciliación. Espera allí siete días, hasta que yo llegue y te indique lo que tienes que hacer. Tan pronto como Saúl se despidió de Samuel para irse, Dios le cambió el corazón; y aquel mismo día se cumplieron todas las señales. Después, cuando Saúl y su criado llegaron a Guibeá, el grupo de profetas en trance les salió al encuentro. Entonces el espíritu de Dios se apoderó de Saúl, que cayó en trance profético, como ellos. Y todos los que le conocían de antes, al verle caer en trance junto con los profetas, se decían unos a otros: “¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿También Saúl es uno de los profetas?” Uno de allí añadió: “¿Y quién es el padre de ellos?” De ahí viene el refrán: “¿También Saúl es uno de los profetas?” Pasado el trance profético, Saúl llegó a su casa. Su tío les preguntó a él y a su criado: –¿A dónde fuisteis? Saúl respondió: –A buscar las asnas; pero viendo que no aparecían, fuimos a ver a Samuel. El tío de Saúl contestó: –¿Y qué os dijo Samuel? Cuéntamelo, por favor. Saúl respondió a su tío: –Nos dijo claramente que ya habían encontrado las asnas. Pero Saúl no le mencionó nada del asunto del reino, del cual le había hablado Samuel.
1 SAMUEL 10:1-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo: ―¡Es el SEÑOR quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo! Hoy mismo, cuando te alejes de mí y llegues a Selsa, en el territorio de Benjamín, cerca de la tumba de Raquel verás a dos hombres. Ellos te dirán: “Ya encontramos las burras que andabas buscando. Pero tu padre ya no piensa en las burras, sino que ahora está preocupado por vosotros y se pregunta: ‘¿Qué puedo hacer para encontrar a mi hijo?’ ” »Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor, te encontrarás con tres hombres que se dirigen a Betel para adorar a Dios. Uno de ellos lleva tres cabritos; otro, tres panes; y el otro, un odre de vino. Después de saludarte, te entregarán dos panes. Acéptalos. »De ahí llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en el cerro. Vendrán profetizando, precedidos por músicos que tocan liras, panderetas, flautas y arpas. Entonces el Espíritu del SEÑOR vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona. Cuando se cumplan estas señales que has recibido, podrás hacer todo lo que esté a tu alcance, pues Dios estará contigo. »Baja luego a Guilgal antes que yo. Allí me reuniré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión y, cuando llegue, te diré lo que tienes que hacer. Pero tú debes esperarme siete días». Cuando Saúl se dio la vuelta para alejarse de Samuel, Dios le cambió el corazón, y ese mismo día se cumplieron todas esas señales. En efecto, al llegar Saúl y su criado a Guibeá, un grupo de profetas les salió al encuentro. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl, quien cayó en trance profético junto con ellos. Los que desde antes lo conocían, al verlo profetizar junto con los profetas, se preguntaban unos a otros: ―¿Qué le pasa a Saúl hijo de Quis? ¿Acaso él también es uno de los profetas? Alguien que vivía allí replicó: ―¿Y quién es el responsable de ellos? De ahí viene el dicho: «¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?» Cuando Saúl acabó de profetizar, subió al santuario del cerro. Su tío les preguntó a él y a su criado: ―¿Y dónde estabais vosotros? ―Andábamos buscando las burras —respondió Saúl—; pero, como no dábamos con ellas, fuimos a ver a Samuel. ―Cuéntame lo que os dijo Samuel —pidió el tío de Saúl. ―Nos aseguró que ya habían encontrado las burras. Sin embargo, Saúl no le contó a su tío lo que Samuel le había dicho acerca del reino.