1 PEDRO 3:2-12
1 PEDRO 3:2-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
al observar su conducta intachable y respetuosa. Que vuestra belleza no dependa de lo exterior, como peinados llamativos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino de lo íntimo, del corazón, del adorno incorruptible de un espíritu afable y sereno, ya que este tipo de belleza es muy apreciada por Dios. Así era como se adornaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios y eran sumisas a sus maridos. Sara, por ejemplo, obedecía a Abrahán y lo llamaba señor. De ella habéis llegado vosotras a ser hijas, si hacéis el bien y no os dejáis intimidar por nada. Igualmente vosotros, maridos, convivid con ellas sabiendo que la mujer es un ser más delicado, como a vaso más frágil, y respetándolas pues sois coherederos junto con ellas de la gracia de la vida. Así vuestras oraciones no encontrarán ningún estorbo. En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, y amaos fraternalmente. Sed misericordiosos y amigables. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición. Al contrario, bendecid, pues sabéis que fuisteis llamados a heredar bendición, porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios de la mentira; apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala. Pues los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 PEDRO 3:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)
También vosotras, mujeres, sed respetuosas con vuestros maridos, para que vuestra conducta intachable y recatada, basada en hechos y no en palabras, conquiste incluso a los más reacios al mensaje de salvación. No os preocupe tanto el adorno exterior —peinados llamativos, joyas valiosas, vestidos lujosos— cuanto el interior, el del corazón: el adorno incorruptible de un espíritu apacible y sereno, que es la auténtica belleza a los ojos de Dios. Así se engalanaban antaño aquellas santas mujeres que habían puesto su esperanza en Dios: mostrándose respetuosas con sus maridos. Buen ejemplo el de Sara, que obedecía a Abrahán llamándole «señor»; vosotras seréis hijas suyas, si hacéis el bien sin dejaros intimidar por nada. Igualmente vosotros, maridos, convivid con ellas sabiendo que la mujer es un ser más delicado que merece un honor especial y que habéis de heredar junto con ellas el don de la vida. De esta manera tendréis asegurado el éxito de vuestras oraciones. En fin, tened todos un mismo pensar, compartid penas y alegrías, portaos fraternalmente, sed misericordiosos y sencillos. No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición. En efecto: Quien desee amar la vida y conocer días felices, debe guardar su lengua del mal, y sus labios de la falsedad. Debe apartarse del mal y practicar el bien, debe buscar la paz y correr tras ella. Pues los ojos del Señor se fijan en los buenos, y sus oídos atienden a sus ruegos. Rechaza, en cambio, el Señor a quienes practican el mal.
1 PEDRO 3:2-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
al ver vuestra conducta pura y respetuosa. Que vuestro adorno no consista en cosas externas, como peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios. Ese era también, en tiempos antiguos, el adorno de las mujeres santas: confiaban en Dios y se sometían a sus maridos. Así fue Sara, que obedeció a Abraham y lo llamó “mi señor”. Y vosotras sois hijas de ella, si hacéis el bien y no tenéis miedo por nada. En cuanto a vosotros, los maridos, sed comprensivos con vuestras mujeres. Dadles el honor que les corresponde, no solamente porque la mujer es más delicada, sino también porque Dios, en su bondad, les ha prometido la misma vida que a vosotros. Hacedlo así para que nada estorbe vuestras oraciones. En fin, vivid todos en armonía, unidos en un mismo sentir y amándoos como hermanos. Sed bondadosos y humildes. No devolváis mal por mal ni insulto por insulto. Al contrario, devolved bendición, pues Dios os ha llamado a recibir bendición. Porque: “Quien quiera amar la vida y pasar días felices, cuide su lengua de hablar mal y sus labios de decir mentiras; aléjese del mal y haga el bien, busque la paz y sígala. Porque el Señor cuida a los justos y presta oído a sus oraciones, pero está en contra de los malhechores.”
1 PEDRO 3:2-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
al observar vuestra conducta íntegra y respetuosa. Que vuestra belleza no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que vuestra belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las mujeres santas que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Vosotras sois hijas de ella si hacéis el bien y vivís sin ningún temor. De igual manera, vosotros esposos, sed comprensivos en vuestra vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos sois herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará vuestras oraciones. En fin, vivid en armonía los unos con los otros; compartid penas y alegrías, practicad el amor fraternal, sed compasivos y humildes. No devolváis mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendecid, porque para esto fuisteis llamados, para heredar una bendición. En efecto, «el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está en contra de los que hacen el mal».