1 REYES 14:25-28
1 REYES 14:25-28 Reina Valera 2020 (RV2020)
Al quinto año del rey Roboam subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, tomó los tesoros de la casa del Señor, los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo. También se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho. En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y se los dio a los capitanes de la guardia que custodiaban la puerta de la casa real. Cuando el rey entraba en la casa del Señor, los de la guardia los llevaban, y después volvían a ponerlos en la sala de la guardia.
1 REYES 14:25-28 La Palabra (versión española) (BLP)
El quinto año del reinado de Roboán, Sisac el rey de Egipto atacó Jerusalén. Saqueó los tesoros del Templo y los del palacio real y se lo llevó todo. También se llevó todos los escudos de oro que Salomón había mandado hacer. El rey Roboán los sustituyó con escudos de bronce y los puso al cuidado de los jefes de la escolta que custodiaban la entrada del palacio real. Cada vez que el rey entraba al Templo del Señor, la escolta los llevaba y luego los devolvía a la sala de guardia.
1 REYES 14:25-28 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En el quinto año del reinado de Roboam, Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén y se apoderó de los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Todo lo saqueó, y se llevó también todos los escudos de oro que había hecho Salomón. El rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, y los dejó al cuidado de los oficiales de la guardia que vigilaba la entrada del palacio real. Y cada vez que el rey iba al templo del Señor, los guardias los llevaban. Luego volvían a ponerlos en el cuarto de guardia.
1 REYES 14:25-28 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Sisac, rey de Egipto, atacó Jerusalén en el quinto año del reinado de Roboán, y saqueó los tesoros del templo del SEÑOR y del palacio real. Se lo llevó todo, aun los escudos de oro que Salomón había hecho. Para reemplazarlos, el rey Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real. Siempre que el rey iba al templo del SEÑOR, los guardias portaban los escudos, pero luego los devolvían a la sala de los centinelas.