1 REYES 1:41-52
1 REYES 1:41-52 Reina Valera 2020 (RV2020)
Adonías y todos sus convidados estaban terminando de comer, cuando oyeron el estruendo. También oyó Joab el sonido de la trompeta, y dijo: —¿Por qué se alborota la ciudad con tanto estruendo? Mientras él aún hablaba, llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Adonías le dijo: —Entra, porque tú eres hombre valiente y traerás buenas noticias. Jonatán respondió a Adonías: —Ciertamente, nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón; el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los cuales lo montaron en la mula del rey. El sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Gihón; de allí han subido alegremente, y la ciudad está alborotada. Este es el estruendo que habéis oído. Más aún, Salomón se ha sentado en el trono del reino, y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David y le han dicho: «Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo». Y el rey ha adorado en la cama, y ha dicho además así: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, y lo vean mis ojos». Entonces se estremecieron todos los convidados que estaban con Adonías, se levantaron y cada uno se fue por su camino. Pero Adonías, temiendo a Salomón, se levantó y fue a refugiarse al amparo del altar. Luego avisaron a Salomón: —Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar y ha dicho: «Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo». Y Salomón dijo: —Si él es hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; pero si se halla mal en él, morirá.
1 REYES 1:41-52 La Palabra (versión española) (BLP)
Adonías y todos sus invitados lo oyeron cuando acababan de comer. Joab escuchó el sonido de la trompeta y dijo: —¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad? Mientras hablaba llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, y Adonías le dijo: —Entra, que tú eres persona influyente y traerás buenas noticias. Pero Jonatán le respondió: —¡Todo lo contrario! Nuestro señor, el rey David, ha proclamado rey a Salomón. El rey ha mandado al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaías, el hijo de Joyadá, a los quereteos y a los peleteos y lo han montado en la mula del rey. Luego el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han consagrado en Guijón y han subido desde allí muy alegres. La ciudad anda alborotada: esa es la razón del griterío que habéis oído. Además, Salomón ha tomado posesión del reino y los servidores reales han ido a felicitar al rey David, diciendo: «¡Que tu Dios haga a Salomón más famoso que a ti, y que haga su reino más poderoso que el tuyo!». Incluso el rey ha hecho una reverencia en su lecho y ha dicho: «¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha permitido hoy que alguien se siente en mi trono y que yo lo pueda ver!». Todos los invitados de Adonías se echaron a temblar, se levantaron y se dispersaron. Adonías, temiendo a Salomón, se levantó y fue a refugiarse al amparo del altar. Alguien informó a Salomón: —Adonías, por miedo al rey Salomón, se ha refugiado al amparo del altar, pidiendo al rey que le jure hoy mismo que no va a matar a su siervo. Salomón respondió: —Si actúa como un hombre de bien, no se le tocará ni un pelo; pero, si se le descubre en falta, morirá.
1 REYES 1:41-52 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Adonías y todos sus invitados acababan de comer cuando oyeron el ruido. Al oir Joab el sonido del cuerno, comentó: –¿Por qué habrá tanto alboroto en la ciudad? Mientras él hablaba, llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar. Adonías le dijo: –Entra, pues tú eres un hombre importante y debes traer buenas noticias. Jonatán respondió a Adonías: –Al contrario. David, nuestro señor y rey, ha hecho rey a Salomón y ha ordenado al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaías, hijo de Joiadá, y a los quereteos y peleteos, que acompañen a Salomón; y ellos le han montado en la mula del rey. Así pues, en Guihón, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán le han consagrado rey, y han regresado de allí muy contentos. Por eso está alborotada la ciudad, y ese es el ruido que habéis oído. Además, Salomón ya ha tomado posesión del trono, y los funcionarios del rey David han ido a felicitarle, deseando que Dios haga prosperar a Salomón, y que extienda sus dominios aún más que los de su padre. Incluso el propio rey David se inclinó en su cama para adorar a Dios, y dijo: ‘Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha permitido hoy que un descendiente mío suba al trono, y que yo lo vea.’ Los invitados de Adonías se echaron a temblar; luego se levantaron todos, y cada uno se fue por su lado. Adonías, por su parte, por miedo a Salomón, se levantó y se dirigió al santuario, donde buscó refugio agarrándose a los cuernos del altar. Alguien fue a decirle a Salomón: –Adonías se ha refugiado en el altar por miedo a Su Majestad, y pide que Su Majestad le jure ahora mismo que no lo matará. Salomón respondió: –Si se porta como un hombre de bien, no caerá al suelo ni un pelo de su cabeza; pero si se descubre alguna maldad en él, morirá.
1 REYES 1:41-52 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Adonías y todos sus invitados estaban a punto de terminar de comer cuando sintieron el estruendo. Al oír el sonido de la trompeta, Joab preguntó: ―¿Por qué habrá tanta bulla en la ciudad? Aún estaba hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. ―¡Entra! —le dijo Adonías—. Un hombre respetable como tú debe traer buenas noticias. ―¡No es así! —exclamó Jonatán—. Nuestro señor el rey David ha nombrado rey a Salomón. También ha ordenado que el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaías hijo de Joyadá, con los quereteos y los peleteos, monten a Salomón en la mula del rey. Sadoc y Natán lo han ungido como rey en Guijón. Desde allí han subido lanzando gritos de alegría, y la ciudad está alborotada. A eso se debe tanta bulla. Además, Salomón se ha sentado en el trono real, y los funcionarios de la corte han ido a felicitar a nuestro señor, el rey David. Hasta le desearon que su Dios hiciera el nombre de Salomón más famoso todavía que el de David, y que engrandeciera el trono de Salomón más que el suyo. Ante eso, el rey se inclinó en su cama y dijo: “¡Alabado sea el SEÑOR, Dios de Israel, que hoy me ha concedido ver a mi sucesor sentarse en mi trono!” Al oír eso, todos los invitados de Adonías se levantaron llenos de miedo y se dispersaron. Adonías, por temor a Salomón, se refugió en el santuario, en donde se agarró de los cuernos del altar. No faltó quien fuera a decirle a Salomón: ―Adonías tiene miedo del rey Salomón y está agarrado de los cuernos del altar. Ha dicho: “¡Quiero que hoy mismo jure el rey Salomón que no condenará a muerte a este su siervo!” Salomón respondió: ―Si demuestra que es un hombre de honor, no perderá ni un cabello de su cabeza; pero, si se le sorprende en alguna maldad, será condenado a muerte.