1 JUAN 3:3-11
1 JUAN 3:3-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, de la misma manera que Jesucristo es puro. Todo el que peca comete maldad, porque el pecado es la maldad. Ya sabéis que Jesucristo vino al mundo para quitar los pecados y que él no tiene pecado alguno. Así pues, todo el que permanece unido a él no sigue pecando; pero nadie que peca lo ha visto ni lo ha conocido. Hijitos míos, que nadie os engañe: el que practica la justicia es justo, como él es justo; pero el que comete pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Precisamente para esto ha venido el Hijo de Dios: para deshacer lo hecho por el diablo. Ninguno que sea hijo de Dios comete pecado, porque tiene la vida que Dios le ha dado; y no puede seguir pecando porque es hijo de Dios. Se sabe quiénes son los hijos de Dios y quiénes son los hijos del diablo, porque quien no hace el bien o no ama a su hermano, no es de Dios. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
1 JUAN 3:3-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él también es limpio. Todo aquel que comete pecado, quebranta también la ley, pues el pecado es violación de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca. Todo aquel que peca, no lo ha visto ni lo ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, tal como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto vino el Hijo de Dios para destruir las obras del diablo. Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
1 JUAN 3:3-11 La Palabra (versión española) (BLP)
Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto. Todo el que peca quebranta la ley, pues el pecado consiste en conculcar la ley. Y sabéis que Jesucristo, en quien no hay pecado, vino a borrar nuestros pecados. Quien permanece unido a él no comete pecado; quien sigue pecando, es que no lo ha visto ni conocido. Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica el bien es justo, como Jesús es justo. Pero el que sigue pecando pertenece al diablo, porque el diablo es pecador desde el principio del mundo. El Hijo de Dios vino para aniquilar la obra del diablo, y ninguno que sea hijo de Dios puede seguir pecando, porque Dios es su Padre, y la vida misma de Dios alienta en él. En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: quien no practica el bien ni ama al hermano, no es hijo de Dios. Desde el principio habéis escuchado el anuncio de amaros unos a otros.
1 JUAN 3:3-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro. Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley. Pero vosotros sabéis que Jesucristo se manifestó para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado. Todo el que permanece en él no practica el pecado. Todo el que practica el pecado no le ha visto ni le ha conocido. Queridos hijos, que nadie os engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios. Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros.