1 CORINTIOS 7:1-11
1 CORINTIOS 7:1-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
En cuanto a las cuestiones que me habéis escrito, sería bueno que el hombre no tuviera relaciones con la mujer. Sin embargo, para evitar la inmoralidad sexual, es mejor que cada uno tenga su propia mujer, y cada mujer tenga su propio marido. El marido que cumpla con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; y del mismo modo tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo acuerdo, para dedicaros al ayuno y la oración. Después volved a juntaros en uno, para que Satanás no os tiente a causa de vuestra incontinencia. Pero esto lo digo como una concesión, no como un mandato. Porque yo querría que todas las personas fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de una manera, y otro de otra. Así que a los solteros y a las viudas les digo que sería bueno que se quedasen como yo; pero si no tienen don de continencia, que se casen, pues mejor es casarse que quemarse. A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido; pero si se separa, que no se vuelva a casar o que se reconcilie con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
1 CORINTIOS 7:1-11 La Palabra (versión española) (BLP)
En cuanto a lo que me consultasteis por escrito, («es cosa de alabar el que el varón renuncie a tener relaciones con una mujer»). Ante el peligro de la lujuria, que cada uno tenga su mujer, y cada mujer su marido. El marido debe cumplir su obligación conyugal con la mujer, y lo mismo la mujer con el marido. Porque la mujer ya no es dueña de su propio cuerpo; lo es el marido. Como tampoco el marido es dueño de su cuerpo; lo es la mujer. No pongáis dificultades a vuestra mutua entrega, a no ser de común acuerdo y por cierto tiempo con el fin de dedicaros a la oración. Pero luego debéis volver a la vida normal de matrimonio, no sea que, incapaces de guardar continencia, Satanás os arrastre al pecado. Esto os lo digo más en plan de concesión que de mandato. Bien quisiera yo que todos imitasen mi ejemplo; pero cada uno ha recibido de Dios su propio don: unos de un modo y otros de otro. Excelente cosa es —a los solteros y a las viudas se lo digo— que se mantengan como yo. Pero, si son incapaces de dominarse, que se casen. Mejor es casarse que dejarse abrasar por la pasión. Para los casados, tengo una orden del Señor, no mía, que manda que la mujer no se separe del marido. Y si tuviera que separarse, que permanezca sin casarse o se reconcilie con su marido. Y que tampoco el marido se divorcie de su mujer.
1 CORINTIOS 7:1-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Paso ahora a contestar las preguntas que me hicisteis en vuestra carta. Bueno sería que el hombre no se casara, pero, a causa de la inmoralidad sexual, cada uno debe tener su propia esposa y cada mujer su propio esposo. Y tanto el esposo como la esposa deben cumplir con los deberes propios del matrimonio. Ni la esposa es dueña de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposo, ni el esposo es dueño de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposa. Por tanto, no os neguéis el uno al otro, a no ser que os pongáis de acuerdo en no juntaros por algún tiempo para dedicaros a la oración. Después debéis volver a juntaros, no sea que, por no poder dominaros, Satanás os haga pecar. Todo esto lo digo más como concesión que como mandamiento. Personalmente quisiera que todos fueran como yo, pero Dios ha concedido a cada uno diferentes dones, a unos de una clase y a otros de otra. A los solteros y a las viudas les digo que es bueno quedarse sin casar, como yo. Pero si no pueden controlar su naturaleza, que se casen, pues más vale casarse que consumirse de pasión. A los casados les doy este mandato, que no es mío sino del Señor: que la esposa no se separe de su esposo. Ahora bien, en caso de que la esposa se separe de su esposo, que no se vuelva a casar o que se reconcilie con él. De la misma manera, el esposo no debe divorciarse de su esposa.
1 CORINTIOS 7:1-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Paso ahora a los asuntos que me planteasteis por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales». Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No os neguéis el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tardéis en volveros a unir nuevamente; de lo contrario, podéis caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio. Ahora bien, esto lo digo como una concesión y no como una orden. En realidad, preferiría que todos fuerais como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don: este posee uno; aquel, otro. A los solteros y a las viudas les digo que sería mejor que se quedaran como yo. Pero, si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión. A los casados les doy la siguiente orden (no yo, sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.