1 CORINTIOS 15:50-57
1 CORINTIOS 15:50-57 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Prestad atención, os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad. Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido destruida por la victoria . ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria? Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
1 CORINTIOS 15:50-57 La Palabra (versión española) (BLP)
Quiero decir con esto, hermanos, que lo que es solo carne y sangre no puede heredar el reino de Dios; que lo corruptible no heredará lo incorruptible. Mirad, voy a confiaros un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados. Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene —que sonará— la trompeta final, los muertos resucitarán incorruptibles mientras nosotros seremos transformados. Porque es preciso que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y que esta vida mortal se revista de inmortalidad. Y cuando este cuerpo corruptible se revista de incorruptibilidad, cuando este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que dice la Escritura: La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria?, ¿dónde tu venenoso aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ha desplegado su fuerza con ocasión de la ley. Pero nosotros hemos de dar gracias a Dios, que por medio de nuestro Señor Jesucristo nos concede la victoria.
1 CORINTIOS 15:50-57 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Quiero deciros, hermanos, que lo que es de carne y hueso no puede tener parte en el reino de Dios; que lo corruptible no puede tener parte en lo incorruptible. Pero quiero que conozcáis este designio secreto de Dios: no todos moriremos, aunque todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos serán resucitados para no volver a morir. Y nosotros seremos transformados. Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de lo incorruptible y nuestro cuerpo mortal se revestirá de inmortalidad. Y cuando nuestra naturaleza corruptible se revista de lo incorruptible y nuestro cuerpo mortal se revista de inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura: “La muerte ha sido devorada con victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” El aguijón de la muerte es el pecado, y la antigua ley dio al pecado su poder. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
1 CORINTIOS 15:50-57 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Os declaro, hermanos, que el cuerpo mortal no puede heredar el reino de Dios, ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible. Fijaos bien en el misterio que os voy a revelar: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados. Porque lo corruptible tiene que revestirse de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad. Cuando lo corruptible se revista de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: «La muerte ha sido devorada por la victoria». «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?» El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!