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1 CORINTIOS 10:14-33

1 CORINTIOS 10:14-33 Reina Valera 2020 (RV2020)

Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Os hablo como a personas sabias; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Porque hay un solo pan, y aunque somos muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de un solo pan. Fijaos en los israelitas como pueblo: los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? ¿Qué quiero decir con esto? ¿Que el ídolo es algo, o que lo que se sacrifica a los ídolos es algo? Lo que quiero decir es que aquello que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; y no quiero que vosotros tengáis nada que ver con los demonios. No podéis beber al mismo tiempo la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y, a la vez, de la mesa de los demonios. ¿O es que queremos provocar celos al Señor? ¿Acaso somos más fuertes que él? Todo me está permitido, pero no todo conviene; todo me está permitido, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, comed de todo lo que se os ponga delante, sin preguntar nada por motivos de conciencia. Pero si alguien os dice: «Esto ha sido sacrificado a los ídolos», no lo comáis, en atención a quien os ha avisado y por motivos de conciencia. Me refiero a la conciencia del otro, no a la tuya. Y dirás: ¿por mi libertad es coartada por la conciencia de otro? Además, si yo participo con gratitud, ¿por qué soy criticado por aquello por lo que doy gracias? Así que, si coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis motivo de ofensa ni a judíos ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. Sed como yo que en todas las cosas agrado a todos, y no procuro mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.

1 CORINTIOS 10:14-33 La Palabra (versión española) (BLP)

Evitad, por tanto, queridos míos, el culto a los ídolos. Os hablo como a personas inteligentes, capaces de estimar el valor de lo que os digo. La copa bendita que bendecimos, ¿no nos hace participar de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no nos hace compartir el cuerpo de Cristo? Porque al haber un solo pan del que todos participamos, nosotros, que somos muchos, formamos un solo cuerpo. Fijaos en el pueblo israelita: ¿no es cierto que quienes se alimentan de las víctimas sacrificadas quedan vinculados al altar? No quiero decir con ello que esas víctimas sacrificadas a los ídolos tengan algún valor o que los ídolos signifiquen algo. Lo que quiero decir es que esas víctimas se ofrecen a los demonios y no a Dios; y yo no quiero que entréis en comunión con los demonios. No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; no podéis comer de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. A no ser que pretendamos provocar la ira del Señor. ¿Nos creemos acaso más fuertes que él? «Todo está permitido», dicen algunos. Sí, pero no todo es conveniente. Y aunque «todo esté permitido», no todo ayuda al provecho espiritual de los demás. Que nadie busque su propio interés, sino el del prójimo. Podéis comer de todo cuanto se vende en el mercado, sin plantearos problemas de conciencia, porque del Señor es la tierra y todo lo que existe en ella. Si os invita un no cristiano y aceptáis su invitación, comed lo que os ponga y no os planteéis problema alguno de conciencia. Pero si alguien os indica: «Eso es carne sacrificada a los ídolos», entonces, en atención a quien os lo ha indicado y por razones de conciencia, no lo comáis. Naturalmente, me refiero no a vuestra conciencia, sino a la de quien os ha hecho la indicación. Y ¿por qué —dirás— va a quedar coartada mi libertad por la conciencia de otro? Si, cuando participo en un banquete, doy gracias a Dios por ello, ¿qué razón hay para que se me critique por algo que hago dando gracias a Dios? En cualquier caso, tanto si coméis como si bebéis o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. Pero no seáis ocasión de pecado para nadie, ya se trate de judíos, de paganos o de miembros de la Iglesia de Dios. Ya veis que yo procuro dar completa satisfacción a todos, y no busco mi propio provecho, sino el de todos los demás, a fin de que se salven.

1 CORINTIOS 10:14-33 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Por eso, mis queridos hermanos, huid de la idolatría. Os hablo como a personas entendidas, y vosotros mismos podéis juzgar lo que digo. Beber de la copa bendita por la cual bendecimos a Dios, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y comer del pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Uno solo es el pan, y nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo al compartir el mismo pan. Fijaos en el pueblo de Israel: quienes comen de los animales ofrecidos en sacrificio participan del propio sacrificio. Con esto no quiero decir que el ídolo tenga valor alguno ni que la carne ofrecida al ídolo sea algo más que otra carne cualquiera. Lo que digo es que, cuando los paganos ofrecen algo en sacrificio, lo ofrecen a los demonios y no a Dios. Y yo no quiero que vosotros tengáis parte con los demonios. No podéis beber de la copa del Señor y, a la vez, de la copa de los demonios; ni podéis participar de la mesa del Señor y, a la vez, de la mesa de los demonios. ¿O es que queremos poner celoso al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él? Se dice: “Uno es libre de hacer lo que quiera.” Es cierto, pero no todo conviene. Sí, uno es libre de hacer lo que quiera, pero no todo es edificante. Que nadie, pues, busque su propio bien sino el bien de los demás. Comed de todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque el mundo entero, con todo lo que hay en él, es del Señor. Si uno que no es creyente os invita a comer y vosotros queréis ir, comed de todo lo que os sirvan sin preguntar nada por motivos de conciencia. Ahora bien, si alguien os dice: “Esta carne ha sido ofrecida en sacrificio”, entonces no la comáis, en atención al que lo dijo y por motivos de conciencia. Me estoy refiriendo a la conciencia del otro, no a la vuestra. Pero alguien puede preguntar: “¿Por qué se ha de juzgar mi libertad según la conciencia de otra persona? Y si doy gracias a Dios por lo que como, ¿por qué han de criticarme por comerlo?” En todo caso, lo mismo si coméis, que si bebéis, que si hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No deis mal ejemplo a nadie: ni a los judíos, ni a los no judíos, ni a los que pertenecen a la iglesia de Dios. Yo, por mi parte, procuro agradar a todos en todo, sin buscar mi propio bien sino el de los demás, para que alcancen la salvación.

1 CORINTIOS 10:14-33 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Por tanto, mis queridos hermanos, huid de la idolatría. Me dirijo a personas sensatas; juzgad vosotros mismos lo que digo. Esa copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no significa que entramos en comunión con la sangre de Cristo? Ese pan que partimos, ¿no significa que entramos en comunión con el cuerpo de Cristo? Hay un solo pan del cual todos participamos; por eso, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo. Considerad al pueblo de Israel como tal: ¿No entran en comunión con el altar los que comen de lo sacrificado? ¿Qué quiero decir con esta comparación? ¿Que el sacrificio que los gentiles ofrecen a los ídolos sea algo, o que el ídolo mismo sea algo? No, sino que, cuando ellos ofrecen sacrificios, lo hacen para los demonios, no para Dios, y no quiero que vosotros entréis en comunión con los demonios. No podéis beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios. ¿O vamos a provocar a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él? «Todo está permitido», pero no todo es provechoso. «Todo está permitido», pero no todo es constructivo. Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo. Comed de todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivos de conciencia, porque «del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella». Si algún incrédulo os invita a comer, y vosotros aceptáis la invitación, comed de todo lo que os sirvan sin preguntar nada por motivos de conciencia. Ahora bien, si alguien os dice: «Esto ha sido ofrecido en sacrificio a los ídolos», entonces no lo comáis, por consideración al que se lo mencionó, y por motivos de conciencia. Me refiero a la conciencia del otro, no a la vuestra. ¿Por qué se ha de juzgar mi libertad de acuerdo con la conciencia ajena? Si con gratitud participo de la comida, ¿me van a condenar por comer algo por lo cual doy gracias a Dios? En conclusión, ya sea que comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No hagáis tropezar a nadie, ni a judíos, ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. Haced como yo, que procuro agradar a todos en todo. No busco mis propios intereses, sino los de los demás, para que sean salvos.