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1 CRÓNICAS 29:5-13

1 CRÓNICAS 29:5-13 Reina Valera 2020 (RV2020)

oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Quién quiere, pues, hacer hoy ofrenda voluntaria al Señor? Entonces los jefes de familia, los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrendaron voluntariamente. Dieron para el servicio de la casa de Dios ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, seiscientos mil kilos de bronce, y tres millones trescientos mil kilos de hierro. Todo el que tenía piedras preciosas las entregó para el tesoro de la casa del Señor, en manos de Jehiel, el gersonita. Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrendaron espontáneamente al Señor. Asimismo, se alegró mucho el rey David, y bendijo al Señor delante de toda la congregación; y dijo David: —Bendito seas tú, Señor, Dios de Israel, nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, Señor, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, Señor, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el dar grandeza y poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.

1 CRÓNICAS 29:5-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

todo el oro y la plata para hacer de uno u otro metal lo que sea necesario, y para todo trabajo que tengan que hacer los artesanos. Y ahora, ¿quién quiere contribuir voluntariamente ofreciendo un donativo para el Señor?” Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de batallones y compañías, y los jefes de obras públicas del rey, ofrecieron donativos voluntarios, dando para las obras del templo ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, cerca de seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro. También los que tenían piedras preciosas las entregaron a la tesorería del templo, que estaba a cargo de Jehiel, descendiente de Guersón. La gente se alegró de esta generosidad, porque habían dado estas cosas al Señor con toda sinceridad. También el rey David se puso muy contento. Entonces David bendijo al Señor en presencia de toda la asamblea, diciendo: “¡Bendito seas para siempre, Señor, Dios de nuestro padre Israel! ¡Tuyos son, Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el dominio y la majestad! Porque todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo. Tuyo es también el reino, pues tú, Señor, eres superior a todos. De ti vienen las riquezas y la honra. Tú lo gobiernas todo. La fuerza y el poder están en tu mano, y en tu mano está también el dar grandeza y poder a todos. Por eso, Dios nuestro, te damos ahora gracias y alabamos tu glorioso nombre