1 CRÓNICAS 12:8-18
1 CRÓNICAS 12:8-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
También de la tribu de Gad se pasaron algunos al lado de David cuando estaba en la fortaleza del desierto. Eran guerreros valientes, entrenados en la guerra y armados con escudo y lanza. Tenían aspecto como de leones, y corrían por los montes como gacelas. Eran los siguientes: Ézer, el primero; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero; Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; Atai, el sexto; Eliel, el séptimo; Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; Jeremías, el décimo, y Macbanai, el undécimo. Estos descendientes de Gad eran jefes del ejército. Cada uno de ellos valía, el menor por cien y el mayor por mil. Estos fueron los que atravesaron el Jordán en primavera, cuando el río iba crecido hasta los bordes, e hicieron huir a todos los que estaban en los valles, al este y al oeste. Además algunos hombres de las tribus de Benjamín y de Judá fueron a unirse con David en la fortaleza. David salió a su encuentro y les dijo: “Si venís en son de paz y para ayudarme, acepto de todo corazón que os unáis a mí; pero si venís a traicionarme y a entregarme a mis enemigos a pesar de no haber cometido yo ningún crimen, ¡que el Dios de nuestros antepasados lo vea y os castigue!” Entonces Amasai, jefe de los treinta, poseído por el espíritu exclamó
1 CRÓNICAS 12:8-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
También de los de Gad huyeron y fueron adonde estaba David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con el escudo y la lanza; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas. Ezer, el primero, Obadías, el segundo, Eliab, el tercero, Mismana, el cuarto, Jeremías, el quinto, Atai, el sexto, Eliel, el séptimo, Johanán, el octavo, Elzabad, el noveno, Jeremías, el décimo y Macbanai, el undécimo. Estos fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor estaba a cargo de cien hombres, y el mayor, de mil. Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se había desbordado por todas sus riberas, e hicieron huir a todos los habitantes de los valles al oriente y al occidente. Asimismo, algunos de los hijos de Benjamín y de Judá fueron ante David al lugar fuerte. David salió a su encuentro y les dijo: —Si habéis venido a mí en son de paz y para ayudarme, me uniré a vosotros; pero si es para entregarme a mis enemigos, sin que mis manos estén manchadas de maldad, véalo el Dios de nuestros padres, y os lo demande. Entonces el espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo
1 CRÓNICAS 12:8-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Joelá y Zebadías, hijos de Jerotán, de Guedor. También se retiraron con David al refugio del desierto algunos gaditas valerosos, guerreros expertos, armados de lanza y escudo, fieros como leones y ligeros como gacelas: el primero era Ézer; el segundo, Abdías; el tercero, Eliab; el cuarto, Mismaná; el quinto, Jeremías; el sexto, Atay; el séptimo, Eliel; el octavo, Yojanán; el noveno, Elzabad; el décimo, Jeremías y el undécimo, Macbanay. Estos gaditas eran jefes del ejército: el menor de ellos valía por cien y el mayor por mil. Ellos fueron los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando se desborda por ambas márgenes, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles oriental y occidental. Llegaron también al refugio, con David, algunos de Benjamín y de Judá. Cuando David salió a recibirlos, les advirtió: —Si venís a mí como amigos y colaboradores, os acepto de todo corazón. Pero si venís para entregarme a mis enemigos, siendo yo inocente, que el Dios de nuestros antepasados sea testigo y haga justicia.
1 CRÓNICAS 12:8-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
También algunos de los gaditas se unieron a David cuando se encontraba en la fortaleza del desierto. Eran guerreros valientes, preparados para la guerra, hábiles en el manejo del escudo y de la lanza, feroces como leones y veloces como gacelas monteses. Se llamaban: Ezer, el primero; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero; Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; Atay, el sexto; Eliel, el séptimo; Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; Jeremías, el décimo, y Macbanay, el undécimo. Estos gaditas eran jefes del ejército; el menor de ellos valía por cien, y el mayor, por mil. Fueron ellos quienes atravesaron el Jordán en el mes primero, cuando el río se desbordó por sus dos riberas, e hicieron huir a los habitantes de los valles hacia el este y el oeste. También algunos guerreros de las tribus de Benjamín y de Judá se unieron a David en la fortaleza. David salió a su encuentro y les dijo: ―Si venís en son de paz y para ayudarme, os aceptaré; pero, si venís para entregarme a mis enemigos, ¡que el Dios de nuestros padres lo vea y lo castigue, pues yo no soy ningún criminal! Y el Espíritu vino sobre Amasay, jefe de los treinta, y este exclamó: «¡Somos tuyos, David! ¡Estamos contigo, hijo de Isaí! ¡Tres veces deseamos la paz a ti y a quien te brinde su ayuda! ¡Y quien te ayuda es tu Dios!» David los recibió y los puso entre los jefes de la tropa.