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RUT 4:1-16

RUT 4:1-16 DHHE

Más tarde, Booz fue a sentarse a la entrada del pueblo, que era el lugar donde se reunía la gente. En aquel momento pasaba por allí el pariente del cual Booz había hablado. –Oye –le dijo Booz–, ven acá y siéntate. El pariente fue y se sentó. En seguida Booz llamó a diez ancianos del pueblo, y también les pidió que se sentaran con él. Cuando ellos se sentaron, Booz dijo a su pariente: –Noemí, que ha vuelto de Moab, está decidida a vender el terreno que perteneció a nuestro pariente Elimélec. Quiero que lo sepas, para que, si te interesa comprarlo, lo hagas ahora delante de estos testigos y de los ancianos del pueblo. Como tú eres el pariente más cercano de Elimélec, tienes el derecho de comprar su tierra. Pero si tú no la compras, házmelo saber, pues después de ti soy yo quien tiene ese derecho. El pariente contestó: –La compro. Entonces Booz le hizo esta aclaración: –Ten en cuenta que, si compras el terreno de Noemí, quedas también obligado a casarte con Rut, la viuda moabita, para que la propiedad siga a nombre del difunto. Al oir esto, el pariente contestó: –En tal caso no puedo hacer la compra, porque podría perjudicar mi herencia. Pero si tú lo quieres comprar, hazlo; yo te cedo mis derechos de compra. En aquellos tiempos había en Israel una costumbre: cuando uno cedía a otro el derecho de parentesco, o cuando se cerraba un contrato de compra-venta, el que cedía o vendía se quitaba una sandalia y se la daba al otro. De acuerdo, pues, con esta costumbre, el pariente de Booz se quitó la sandalia, se la dio a Booz y le dijo: –Cómpralo tú. Entonces Booz dijo a los ancianos y a los allí presentes: –Todos sois hoy testigos de que le compro a Noemí las propiedades de Elimélec, Quilión y Mahlón. También sois testigos de que tomo por esposa a Rut, la viuda moabita, para que la propiedad se mantenga a nombre de Mahlón, su difunto esposo. Así no se borrará el nombre de Mahlón de entre los suyos, ni será olvidado en este pueblo. Hoy vosotros sois testigos. Los ancianos y todos los presentes contestaron: –Sí, lo somos. ¡El Señor haga que la mujer que va a entrar en tu casa sea como Raquel y Lía, de quienes descendemos todos los israelitas! Y tú, sé un hombre ilustre en Efrata, un hombre notable en Belén. Que el Señor te dé muchos hijos de esta mujer. Que tengas una familia numerosa, como la tuvo Fares, el hijo de Tamar y Judá. Así fue como Booz se casó con Rut. Y se unió a ella, y el Señor permitió que quedara embarazada y que tuviera un hijo. Entonces las mujeres decían a Noemí: –¡Alabado sea el Señor, que te ha dado hoy un nieto para que cuide de ti! ¡Ojalá tu nieto sea famoso en Israel! Él te dará ánimos y te sostendrá en tu vejez, porque es el hijo de tu nuera, la que tanto te quiere y que vale para ti más que siete hijos. Noemí tomó al niño en su regazo y se encargó de criarlo.

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