PROVERBIOS 14:13-35
PROVERBIOS 14:13-35 DHHE
Hasta de reirse duele el corazón, y al final la alegría acaba en llanto. El necio está satisfecho de su conducta; el hombre bueno lo está de sus acciones. El imprudente cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde anda. El sabio teme al mal y se aparta de él, pero al necio nada parece importarle. El que es impulsivo actúa sin pensar; el que es reflexivo mantiene la calma. Los imprudentes son herederos de la necedad; los prudentes se rodean de conocimientos. Los malvados se inclinarán ante los buenos; los malos suplicarán a las puertas de los justos. Al pobre, hasta sus propios amigos le odian; al rico le sobran amigos. El que desprecia a su amigo comete un pecado, pero ¡feliz aquel que se compadece del pobre! Los que buscan hacer lo malo pierden el camino; los que buscan hacer lo bueno son objeto de amor y lealtad. De todo esfuerzo se saca provecho; del mucho hablar, tan solo miseria. La corona del sabio es su inteligencia; la de los necios, su necedad. El testigo verdadero salva a otros la vida; el testigo falso es causa de muerte. Honrar al Señor da una firme esperanza que trae seguridad a los hijos. Honrar al Señor es fuente de vida que libra de los lazos de la muerte. Gobernar a muchos es una honra para el rey; gobernar a pocos es su ruina. Ser paciente es muestra de mucha inteligencia; ser impaciente es muestra de gran estupidez. La mente tranquila es vida para el cuerpo, pero la envidia corroe hasta los huesos. Ofende a su Creador quien oprime al pobre, pero le honra quien tiene compasión de él. Al malvado lo arruina su propia maldad; al hombre honrado lo protege su honradez. La sabiduría habita en mentes que razonan, pero entre los necios es desconocida. La justicia es el orgullo de una nación; el pecado es su vergüenza. El siervo capaz se gana el favor del rey, pero el incapaz se gana su enojo.