LUCAS 9:46-62
LUCAS 9:46-62 DHHE
Por aquel entonces, los discípulos se pusieron a discutir quién de ellos sería el más importante. Jesús, al darse cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño, lo puso junto a él y les dijo: –El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió. Por eso, el más insignificante entre todos vosotros, ese será el más importante. Juan le dijo: –Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero como no es de los nuestros se lo hemos prohibido. Jesús le contestó: –No se lo prohibáis, porque el que no está contra nosotros está a nuestro favor. Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén. Envió por delante mensajeros, que fueron a una aldea de Samaria para prepararle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirle, porque se daban cuenta de que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto le dijeron: –Señor, si quieres, diremos que baje fuego del cielo para que acabe con ellos. Pero Jesús se volvió y los reprendió. Luego se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, un hombre dijo a Jesús: –Señor, deseo seguirte adondequiera que vayas. Jesús le contestó: –Las zorras tienen cuevas y las aves nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Jesús dijo a otro: –Sígueme. Pero él respondió: –Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: –Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el reino de Dios. Otro le dijo: –Señor, quiero seguirte, pero deja que primero me despida de los míos. Jesús le contestó: –El que pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás, no sirve para el reino de Dios.