LUCAS 14:1-15
LUCAS 14:1-15 DHHE
Sucedió que un sábado fue Jesús a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos le estaban espiando. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía. Jesús preguntó a los maestros de la ley y a los fariseos: –¿Está permitido sanar a un enfermo en sábado, o no? Pero ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tomó al enfermo, lo sanó y lo despidió. Y dijo a los fariseos: –¿Quién de vosotros, si su hijo o su buey cae a un pozo, no lo saca en seguida aunque sea sábado? Y no pudieron contestarle nada. Al ver Jesús que los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les dio este consejo: –Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que llegue otro invitado más importante que tú, y el que os invitó a los dos venga a decirte: ‘Deja tu sitio a este otro.’ Entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. Al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó te diga: ‘Amigo, pásate a este sitio de más categoría.’ Así quedarás muy bien delante de los que están sentados contigo a la mesa. Porque el que a sí mismo se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido. Dijo también al hombre que le había invitado: –Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos; porque ellos a su vez te invitarán, y quedarás así recompensado. Al contrario, cuando des una fiesta, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos; así serás feliz, porque ellos no te pueden pagar, pero tú recibirás tu recompensa cuando los justos resuciten. Al oir esto, uno de los que estaban sentados a la mesa dijo a Jesús: –¡Dichoso el que tenga parte en el banquete del reino de Dios!