JEREMÍAS 37:6-16
JEREMÍAS 37:6-16 DHHE
Entonces el Señor se dirigió al profeta Jeremías y le ordenó que dijera de parte suya a los enviados: “Decid al rey de Judá, que os envió a consultarme, que el ejército del faraón, que se había puesto en camino para ayudaros, ha regresado a Egipto. Los caldeos volverán para atacar la ciudad de Jerusalén, y la tomarán y le prenderán fuego. Yo, el Señor, os advierto: No os hagáis ilusiones ni creáis que los caldeos se van a retirar, porque no será así. Aun cuando derrotarais a todo el ejército caldeo que os está atacando, y aun cuando no le quedaran a este más que unos pocos hombres heridos en el campamento, esos pocos se levantarían y prenderían fuego a la ciudad.” Cuando el ejército de los caldeos se estaba retirando de Jerusalén, porque supieron que venía el ejército del faraón, Jeremías salió de la ciudad para dirigirse al territorio de Benjamín y ocuparse de la repartición de una herencia entre los de su tierra. Pero cuando llegó a la puerta de Benjamín, un hombre llamado Irías, hijo de Selemías y nieto de Hananías, que era jefe de la guardia, detuvo a Jeremías y le dijo: –¡Tú vas a pasarte a los caldeos! Jeremías respondió: –¡No es verdad, no me voy a pasar a los caldeos! Pero Irías no le escuchó, sino que lo arrestó y lo llevó ante los funcionarios. Estos se pusieron furiosos con Jeremías, y mandaron golpearle y encarcelarlo en la casa de Jonatán, el cronista, la cual habían convertido en cárcel. Jeremías fue a parar al calabozo del sótano, donde estuvo mucho tiempo.