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GÉNESIS 32:1-21

GÉNESIS 32:1-21 DHHE

Jacob siguió su camino, y unos ángeles de Dios le salieron al encuentro. Cuando Jacob los vio, dijo: “Este es un ejército de Dios.” Por eso llamó Mahanaim a aquel lugar. Jacob envió unos mensajeros a la tierra de Seír, que es la región de Edom, para anunciar su llegada a su hermano Esaú, y les dio este mensaje: “Decid a mi hermano Esaú: ‘Tu hermano Jacob se pone a tus órdenes, y nos manda a decirte: He vivido con Labán todo este tiempo, y tengo vacas, asnos, ovejas, esclavos y esclavas. Envío este mensaje a mi señor, esperando ganarme su buena voluntad.’ ” Cuando los mensajeros regresaron, dijeron a Jacob: –Fuimos a ver a tu hermano Esaú, y ya viene él mismo a recibirte, acompañado de cuatrocientos hombres. Al oir esto, Jacob se llenó de miedo y se quedó muy preocupado. Dividió entonces en dos grupos la gente que llevaba con él, y también las ovejas, vacas y camellos, pues pensó: “Si Esaú viene contra un grupo y lo ataca, el otro grupo podrá escapar.” Luego comenzó a orar: “Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis parientes, y que harías que me fuera bien: no merezco la bondad y fidelidad con que me has tratado. Yo crucé este río Jordán sin llevar nada más que mi bastón, y ahora he llegado a poseer dos campamentos. ¡Por favor, sálvame de las manos de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga a atacarme y que mate a las mujeres y a los niños. Tú has dicho claramente que harás que me vaya bien, y que mis descendientes serán tan numerosos como los granitos de arena del mar, que no se pueden contar.” Aquella noche Jacob durmió allí, y de lo que tenía a mano escogió regalos para su hermano Esaú: doscientas cabras, veinte chivos, doscientas ovejas, veinte carneros, treinta camellas recién paridas, con sus crías, cuarenta vacas, diez novillos, veinte asnas y diez asnos. Luego entregó a sus siervos cada rebaño por separado, y les dijo: –Adelantaos, y guardad alguna distancia entre rebaño y rebaño. Al primero que envió, le ordenó: –Cuando te encuentre mi hermano Esaú y te pregunte quién es tu amo, a dónde vas y de quién son los animales que llevas, contéstale: ‘Es un regalo para ti, mi señor Esaú, de parte de Jacob, tu servidor. Por cierto, él mismo viene detrás de nosotros.’ También al segundo que envió, y al tercero, y a todos los que llevaban los rebaños, les dijo: –Cuando encontréis a Esaú, decidle lo mismo, y decidle también: ‘Jacob, tu servidor, viene detrás de nosotros.’ Porque Jacob pensaba: “Calmaré su enojo con los regalos que le envío por delante, y luego le veré personalmente. Tal vez de este modo me recibirá bien.” Así pues, los regalos fueron delante, y él se quedó a pasar la noche en su campamento.