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GÉNESIS 31:17-29

GÉNESIS 31:17-29 DHHE

Jacob se preparó para regresar a Canaán, donde vivía su padre Isaac. Hizo montar a sus hijos y a sus mujeres en los camellos, tomó todo lo que tenía y se puso en camino con todos los animales que había recibido por su trabajo en Padán-aram. Mientras Labán estaba en otra parte, trasquilando sus ovejas, Raquel le robó los ídolos familiares. Así fue como Jacob engañó a Labán el arameo, no diciéndole que se iba. Escapó con todo lo que tenía. Muy pronto cruzó el río Éufrates, y siguió adelante hacia los montes de Galaad. Tres días después, Labán supo que Jacob se había escapado. Entonces, acompañado de sus parientes, salió a perseguirle, y siete días después le alcanzó en los montes de Galaad. Pero aquella noche Dios se apareció a Labán el arameo en un sueño, y le dijo: “Escucha, no hables a Jacob con brusquedad.” Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde Jacob había acampado. Allí mismo acampó Labán con sus parientes, y reclamó a Jacob: –¿Qué has hecho? ¿Por qué me engañaste? ¡Has traído a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra! ¿Por qué me engañaste y escapaste a escondidas, sin decirme nada? De haberlo sabido, yo te habría despedido con alegría y con música de tambores y de arpa. Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Has actuado como un necio! Yo bien podría haceros daño a todos, pero anoche me habló el Dios de tu padre y me dijo: ‘Escucha, no hables a Jacob con brusquedad.’