GÉNESIS 16:1-10
GÉNESIS 16:1-10 DHHE
Sarai no podía dar hijos a su esposo Abram, pero tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar. Y un día dijo Sarai a Abram: –Mira, el Señor no me ha permitido tener hijos, pero te ruego que te unas a mi esclava Agar, pues tal vez tendré hijos por medio de ella. Abram aceptó lo que Sarai le decía, y entonces ella tomó a Agar la egipcia y se la dio como mujer a Abram, cuando ya hacía diez años que estaban viviendo en Canaán. Abram se unió a Agar, que quedó embarazada, y que cuando se dio cuenta de su estado comenzó a mirar con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: –¡Tú tienes la culpa de que Agar me desprecie! Yo misma te la di por mujer, y ahora que va a tener un hijo se cree más que yo. Que el Señor diga quién tiene la culpa, si tú o yo. Abram le contestó: –Mira, tu esclava está en tus manos; haz con ella lo que mejor te parezca. Entonces Sarai comenzó a maltratarla, tanto, que Agar huyó. Pero un ángel del Señor la encontró en el desierto, junto al manantial que está en el camino de Sur, y le preguntó: –Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas? –Estoy huyendo de mi señora Sarai –contestó ella. Entonces el ángel del Señor le dijo: –Regresa al lado de tu señora y obedécela en todo. Además el ángel del Señor le dijo: “Aumentaré tanto tus descendientes, que nadie los podrá contar.