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2 CRÓNICAS 6:22-42

2 CRÓNICAS 6:22-42 DHHE

“Cuando alguien cometa una falta contra su prójimo, y le obliguen a jurar ante tu altar en este templo, escucha tú desde el cielo, y actúa; haz justicia a tus siervos. Da su merecido al culpable, haciendo recaer sobre él el castigo por sus malas acciones, y haz justicia al inocente, según le corresponda. “Cuando el enemigo derrote a tu pueblo Israel por haber pecado contra ti, si luego este vuelve y alaba tu nombre, y en sus oraciones te suplica en este templo, escúchale tú desde el cielo, perdona su pecado, y hazle volver al país que les diste a ellos y a sus antepasados. “Cuando haya una sequía y no llueva porque el pueblo pecó contra ti, si luego ora hacia este lugar, alaba tu nombre y se arrepiente de su pecado a causa de tu castigo, escúchale tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel, y enséñales el buen camino que deben seguir. Envía entonces tu lluvia a esta tierra que diste en herencia a tu pueblo. “Cuando en el país haya hambre, o peste, o las plantas se sequen por el calor, o vengan plagas de hongos, langostas o pulgón; cuando el enemigo rodee nuestras ciudades y las ataque, o venga cualquier otra desgracia o enfermedad, escucha entonces toda oración o súplica hecha por cualquier persona, o por todo tu pueblo Israel, que al ver su desgracia y dolor extienda sus manos en oración hacia este templo. Escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concede tu perdón; da a cada uno según merezcan sus acciones, pues solo tú conoces las intenciones y el corazón del hombre. Así te honrarán y te obedecerán mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados. “Aun si un extranjero, uno que no sea de tu pueblo, viene de tierras lejanas por causa de tu nombre grandioso y de tu gran despliegue de poder, y ora hacia este templo, escúchale tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concédele todo lo que te pida, para que todas las naciones de la tierra te conozcan y te honren como lo hace tu pueblo Israel, y comprendan que tu nombre es invocado en este templo que yo te he construido. “Cuando tu pueblo salga a luchar contra sus enemigos, dondequiera que tú lo envíes, si ora a ti en dirección de esta ciudad que tú escogiste y del templo que yo te he construido, escucha tú desde el cielo su oración y su ruego, y defiende su causa. “Y cuando pequen contra ti, pues no hay nadie que no peque, y tú te enfurezcas con ellos y los entregues al enemigo para que los haga cautivos y los lleve a otro país, sea lejos o cerca; si en el país adonde hayan sido desterrados se vuelven a ti, y te suplican y reconocen que han pecado y hecho lo malo; si se vuelven a ti con todo su corazón y toda su alma en el país adonde los hayan llevado cautivos, y oran en dirección de esta tierra que diste a sus antepasados, y de la ciudad que escogiste, y del templo que te he construido, escucha tú sus oraciones y súplicas desde el cielo, desde el lugar donde habitas, defiende su causa y perdona a tu pueblo sus pecados contra ti. “Atiende, pues, Dios mío, y escucha las oraciones que se hagan en este lugar. “Levántate, Dios y Señor, con tu arca poderosa, y ven al lugar donde has de descansar. Que tus sacerdotes, Dios y Señor, se revistan de la salvación, y que tus fieles gocen de prosperidad. No desaires, Dios y Señor, al rey que has escogido. Recuerda tu amor a David, tu siervo.”