SALMOS 40:1-8
SALMOS 40:1-8 RV2020
Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí y oyó mi clamor, me sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre una peña y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán, y confiarán en el Señor. ¡Dichoso aquel que pone su confianza en el Señor y no mira a los soberbios ni a los que se desvían tras la mentira! Has aumentado, Señor, Dios mío, tus maravillas y tus pensamientos para con nosotros. No es posible contarlos ante ti. Aunque yo los anunciara y hablara de ellos, no podrían ser enumerados. Sacrificio y ofrenda no te agradan; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: «Aquí estoy; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón».