MATEO 10:5-42
MATEO 10:5-42 RV2020
Jesús envió a estos doce con las instrucciones siguientes: —Por camino de gentiles no vayáis y en ciudad de samaritanos no entréis; id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y cuando vayáis, predicadles así: «El reino de los cielos se ha acercado». Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No llevéis oro ni plata ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino ni dos túnicas ni calzado ni bastón, porque el obrero es digno de su alimento. Pero en cualquier ciudad o aldea donde entréis, averiguad qué persona hay allí digna de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis del lugar. Al entrar en la casa, saludad. Y si la casa es digna, vuestra paz vendrá sobre ella; pero si no es digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies. Os aseguro que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad. Yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Guardaos de la gente, porque os entregarán a los concilios y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por mi causa, para darles testimonio a ellos y a los gentiles. Pero cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué habréis de decir, porque en aquella hora se os dará lo que hayáis de hablar, pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre a través de vosotros. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir. Todos os odiarán por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin será salvo. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Os aseguro que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre. El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor. Bastante es con que el discípulo llegue a ser como su maestro y el siervo como su señor. Si al dueño de la casa llamaron Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia! Así que no temáis a la gente, porque no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto ni secreto que no haya de saberse y salir a la luz. Lo que os digo en tinieblas, decidlo a plena luz; y lo que oís en secreto, proclamadlo desde las azoteas. No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por unas pocas monedas? Pese a todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el permiso de vuestro Padre. Pues bien, aun vuestros cabellos están todos contados. Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los demás, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los demás, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos. No penséis que he venido a traer paz en la tierra; no he venido a traer paz, sino espada, porque he venido a enemistar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra . Así que los enemigos de cada uno serán los de su casa . El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé solamente un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser precisamente discípulo mío, os aseguro que no perderá su recompensa.