JUAN 9:1-11
JUAN 9:1-11 RV2020
Iba caminando Jesús y vio a un hombre ciego de nacimiento. Entonces le preguntaron sus discípulos: —Rabí, ¿quién pecó para que este haya nacido ciego, él o sus padres? Respondió Jesús: —Ni pecó él ni pecaron sus padres. Ha ocurrido así para que las obras de Dios se manifiesten en él. Mientras sea de día, nos es necesario hacer las obras del que me envió, porque cuando viene la noche, ya nadie puede trabajar. Mientras que estoy en el mundo, soy la luz del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva, untó con él los ojos del ciego y le dijo: —Ve a lavarte en el estanque de Siloé —que traducido significa «enviado»—. El ciego fue, se lavó y regresó viendo. Los vecinos y quienes antes habían visto que era ciego decían: —¿No es este el que sentado, pide limosna? Unos decían: —Sí, es él. Otros: —Se le parece. Y él mismo afirmaba: —Yo soy. Entonces le preguntaron: —¿Cómo has recobrado la vista? Y respondió: —Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: «Ve a Siloé y lávate». Y yo fui, me lavé y recobré la vista.