JUAN 3:1-16
JUAN 3:1-16 RV2020
Entre los fariseos había un hombre llamado Nicodemo, persona importante entre los judíos, que una noche vino a ver a Jesús y le dijo: —Rabí, sabemos que has venido de Dios para enseñarnos como maestro porque nadie puede hacer estas señales que tú haces si no está Dios con él. Le respondió Jesús: —Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: —¿Cómo es posible que alguien ya viejo vuelva a nacer? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: —Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. No te extrañes de que te haya dicho: «Os es necesario nacer de nuevo». El viento sopla de donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo ocurre con quien nace del Espíritu. Le preguntó Nicodemo: —¿Cómo puede hacerse esto? Jesús le respondió: —¿Y tú eres maestro de Israel, y no lo sabes? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si os hablo de cosas terrenales y no creéis, ¿cómo me vais a creer cuando os hable de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo, excepto el que bajó de allí, es decir, el Hijo del Hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo único para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.